martes, 26 de enero de 2010

fuckin'martes.com

Lunes 25 de enero. 25 días sin. Llueve por cuarto día consecutivo. Hace frío. Hay neblina. Barcelona parece Londres.


Camino hacia Mons entre quejas mentales. Qué porqué hay que trabajar. Que qué injusto no ser rica. Que no pienso tener un hijo, pobre, para qué, ¿para qué tenga que salir cada día a buscarse la vida? Me quedo a comer con la realizadora de infantiles, que tiene 50 años, y le cuento mi teoría sobre los países nórdicos. Estoy convencida que allí follan más que en Cuba y Brasil en temporada alta. Sino, no se explica que puedan vivir allí, con ese frío y esa oscuridad. Le cuento también que no sé dónde, leí que uno de los inventos para un futuro próximo, es la cápsula de hibernación. Te metes en noviembre, y sales en abril, bien descansada. Con los postres, declaramos que para pasar un invierno fuera de la cápsula es importantísimo tener besos o en su defecto, la gripe, para poder quedarte en casa y no tener que salir al frío exterior a buscarte la vida.


Salgo de curro y me ilumino. Al igual que es más fácil ser una víctima o estar deprimida que atreverte con el papel protagonista, pienso en el masoquismo femenino, en la sumisión, y en si no es también un libreto muy bien aprendido. Es como saber que del suelo no pasas: pobre de mí , no tengo besos, blablabla.. joder, tener las riendas de tu vida tomando decisiones acojona, pero el papel de espectadora ya me lo sé, ahora prefiero ser la acción que quedarme mirando Cojo la agenda y no dudo, llamo a dos. Quedo con el primero que me contesta. Es el francés.


Nos conocimos hace ocho años, justo cuando volví de Australia. Él me encantó desde el minuto uno: rubio, alto, aventurero y uf, ...francés. Pero tenía novia, y tardó unos meses en hacerme caso-caso. El día que se decidió, yo me decidí por otro. Así que quedé como un ideal no consumado para él, perfecta imagen para que te suban el ego un lunes.


Hablamos de todo un poco en un bar de moda mientras sopeso qué es lo que quiero hacer con él. Me cuenta sus sueños, le gustaría navegar 6 meses por los mares del sur y vivir en un lugar con más naturaleza. La realidad es que dirige su empresa y que tiene una novia que le apreta para ser padre. Me explica también que pasó un fin de semana con una chica y que tuvo que ser infiel para volver más enamorado que nunca a casa, y que no quiere eso para siempre. Yo le respondo que creo que está bien tener sueños que sabemos que son sólo eso, sueños, para sobrellevar el día a día, que si en realidad no estuviese contento, ya habría vuelto a empezar. En cuanto a la pareja, no opino. Le propongo desmelenarse un lunes, ir a bailar y a emborracharse conmigo. ¡A la mierda el martes! Le encanta la idea, podría ser hasta un club, me dice. Fuckin’martes.com. Para treintañeros con responsabilidades que quieren volver a sentirse salvajes. Lo pondré en el facebook, me dice, alegre. Le doy media vuelta a la idea y caigo en que llevo demasiados martes fulminados.


Lo cambio de sitio y me lo llevo al Vinil, terreno Fernández. Sofás, luz tenue, buena música. Parecía que estuviésemos en un lugar como a los que iba para darme besos cuando tenía 15 años. Él me dice exactamente lo mismo, así que dos cervezas más tarde, hacemos honor al sitio. Al cabo de una hora de besos adolescentes recupero el raciocinio, y la moral, y la memoria, y me acuerdo de Ana Bolena. Lo mando a su casa. Vamos a ver hasta dónde llega un hombre por follar conmigo.

jueves, 21 de enero de 2010

insomne

cuando llega el fatídico momento de irme a dormir, todavía hoy imagino que llamo a tu interfono. Y que tu me abres sin preguntar nada. Me enrosco en una esquina de tu cama, debajo de las sábanas y el nórdico, como si fuese un animal. Y el olor que me envuelve, tan familiar, consigue que pueda dormir profundamente, por fin, más de tres horas.

Estrella

miércoles 20 de enero. 22.45h. Barcelona.

Salía de grabar al bailarín Ángel Corella en el centro. Lo único que había hecho en todo el día era calentar una silla y una entrevista, así que me moría de ganas de ver a alguien antes de volver a la soledad de mi piso.

Llamé a un par de personas y no tuve respuesta, así que pensé en volver andando hasta casa; total, no tenía nada mejor que hacer.

A mi vera, también subiendo el Paseo de Gracia, caminaba un tipo con su perro, un ejemplar muy bonito y elegante. Creo que sólo lo había visto en películas o revistas. Le pregunté de qué raza era. Es un afgano. Me dijo. Se llama Estrella. Vaya, pensé, como yo.

Me explicó que debajo de todo ese pelo había un galgo. Y que sólo había 5 en barcelona. Y que no huelen, porque tienen no se qué debajo de las orejas que hace que nunca huelan. De hecho, se llaman afganos perfumados, me siguió explicando. Y sólo hace falta llevarlos a la peluquería una vez cada tres meses. Lo olisqueé. Realmente era un perro inoloro. Y muy suave.

Cuatro calles más arriba me contó la ruta que hacía cada día con su perra y cada detalle de los perros que nos íbamos cruzando. Él era un hombre de unos 40 años, con incipiente calvicie bien disimulada, burgués catalán muy rico por su acento, homosexual y solitario.

Me explicó también donde la dejaba en vacaciones, lo que le costaba llevarla a Mallorca y que para Navidades le había comprado un collar Luis Vuitton. Me animó a que tuviese uno igual, porque un perro nunca me defraudaría.

Llegamos a la Diagonal y Estrella se paró en el banco donde cada noche su dueño se fumaba un cigarrillo. Yo me hubiese quedado toda la noche escuchándole con tal de no estar sola. Pero me despedí y seguí mi camino hasta casa, muy decidida por cambiar mi vida. Luego, lloré un rato.

miércoles, 20 de enero de 2010

asociación libre de ideas de una mañana con resaca

El otro día fui a ver Un tipo serio, la última de los Cohen. Fui medio obligada, por una amiga, y porque era gratis. La verdad es que hacía 10 años que no me gustaba nada de lo que sacaban. Ésta me gustó mucho. Va de un tipo que es muy correcto moralmente y no sabe defender lo que quiere. Al final de la peli, además de ser muy desgraciado, le dicen que se muere.

Y así es la vida.

Me hizo pensar en muchas cosas. En el cenizo de Houellebecq primero.

En que tengo una vida insignificante. Pero la mía al fin y al cabo.

En que a lo mejor no llego a los 40, pensamiento que me ronda desde que tengo uso de razón.

Y que cuando llegue el momento, me gustaría que fuese algo rápido y no muy doloroso y que sonase "You're always on my mind" de Elvis, en mi funeral.

El otro día me dieron los resultados de la analítica anual de rutina. El médico me dijo que tenía el colesterol por las nubes y que era peligroso, que tenía que medicarme. Lo encontró muy extraño, ya que todo lo demás estaba bien y no es genético. A mi me pareció muy coherente: había somatizado mi corazón roto en un posible infarto. Además, me pareció de lo más romántico. Y práctico. Puestos a morirse, mejor de algo del corazón, breve y efectivo.

La música de la película, "Somebody to Love" de los Jefferson Airplane, me persigue a todas horas desde entonces. Alguien a quien querer. Con sus múltiples interpretaciones.

Ayer hablaba de la vida con unos amigos. Los tres encima de mi cama, nos reíamos borrachos al pensar que todos se pasan la mayor parte del día pensando en sexo y todas, en ser tocadas. Y mientras, vamos a trabajar, hacemos cosas aburridas y volvemos a casa, sin haber tenido sexo y sin haber sido tocadas. Nos preguntábamos dónde estaba el error, en si en realidad el trabajo y esta sociedad del primer mundo no eran un engaño para no sobrepoblar el planeta. Joder, ¡queda un montón de sitio libre! clamaba mi amigo.

Por último, esta mañana, he visto un vídeo sobre Google. Hablaba de cómo de controlados estamos, con todos nuestros datos y emails almacenados, información ideal para vendernos cosas, y para la CIA incluso, y hasta que punto carecíamos de privacidad. Luego había un texto que sugería que de momento podemos diferenciar la realidad de la virtual, pero que quizá llegue un día no muy lejano en que ya no podamos, y entonces estaremos a merced de la manipulación total.

Si esto fuese una peli de zombis o virus letales yo no sería la líder, sería una de las supervivientes espabiladas, así que me da un poco igual lo que esté por venir. No tengo nada que esconder. Y justo ahí me he vuelto a acordar, que lo que quiero, sencillamente, es irme a vivir delante del mar y que me dejen en paz.

"Somebody to love"

Google

lunes, 18 de enero de 2010

apología del valium

O te gusta más el sushi de salmón, o el de atún. O los kikos, o los cacahuetes. O el ala, o la pechuga. O el valium, o el orfidal.

Y no tiene nada de malo. Cada uno tiene sus preferencias.

Yo soy de salmón, de kikos, de pechuga y de Valium.

Como lo definió una amiga: el Valium es bondad.

Y así es. Su efecto llega paulatinamente, como un largo fundido a negro, tan largo, que parece natural. Consigue en media hora que entres de nuevo en el útero materno, que caigas dormido en un sitio no ubicable, sin sueños, sin ruidos, sin posibles perturbaciones, y lo mejor, que despiertes a las 7 horas, más o menos, como si de una siesta muy reconfortante se tratara.

El Valium es una obra de arte química. Su creador, el químico Leo H. Stenbarch fue incorporado a la National Inventors Hall of Fame, y si por mi fuese, le habría dado el Oscar, o el Nobel, o lo que hubiese querido él.

Su nombre técnico es Diazepam, y forma parte de la familia de las benzodiazpinas, los famosos medicamentos psicotrópicos que junto a los barbitúricos, en cantidades no tan altas, servían a las actrices glamurosas para quitarse la vida.

Además de para suicidarse, el Valium es un ansiolítico, un sedante, un anti-convulsivo y un miorrelajante, así que es perfecto para trayectos largos en avión, para visita al dentista con inyecciones implicadas, cuarto día de depresión supina sin dormir o vuelta a casa a hora intempestiva sin sueño.

Una temporada nefasta se relativiza con prespectiva renovada después de una noche en los brazos de un Valium 10mg. La antesala a una operación, como por ejemplo la extracción de las muelas del juicio, se vuelve un viaje sensitivo-espacial sin recuerdos desagradables. El asiento más incómodo de avión imaginable, se vuelve una nube maravillosa durante toda la noche. Es maravilloso. Y muy barato.

Como con las cosas buenas, hay que tomarlo sólo cuando es necesario; ocasionalmente, quizá 6 veces al año, máximo, y así, disfrutarlo.


enero

No se me ocurre nada mejor para pasar estos días de invierno que estar desnuda, enredada en sábanas, bebiendo vino y riéndome contigo.

jueves, 14 de enero de 2010

Pintalabios y tacones

En mi familia nadie me enseñó a ser mujer. Mi madre era amante del chándal y de la limpieza, cualidades que no he heredado. Mi padre todavía me mira raro y con mi hermana, hace bastante poco que hemos empezado a congeniar. Así que he ido muy despistada toda mi vida. Sin saber muy bien cuál era mi poder y qué significaba ser femenina. De hecho, pasé años pensando que era más bien marimacho, porque odiaba ir de compras y lo que me gustaba era leer y beber cerveza.

Lo importante en mi casa era estudiar, tener una carrera y ser una persona de éxito cultivada.

Hasta que llegó un día, en el que un hombre guapo y con mucha paciencia, se enamoró locamente de mí, y yo de él, y me hizo descubrir cuales eran mis encantos. También me llevó de compras.

Con mi edad y experiencia, me atrevo a afirmar que el exterior es también muy importante. Y lo digo por si hay alguna despistada, como era yo, que no lo sepa aún. No voy a entrar en tópicos feministas, ni sobre la igualdad, porque hombres y mujeres somos diferentes. Tener derecho a estudiar y a cobrar lo mismo me parece obvio. Pero si quieres sacarle partido al hecho de ser una hembra, apunta:

Los hombres son básicamente visuales. Con esto quiero decir que lo que más les llama la atención son los estímulos que les entran por los ojos. Lo que más nos diferencia de ellos físicamente y que se puede ver, son las tetas y la relación cadera/cintura. Así que procura que se den cuenta, a tu manera, de ello.

No hay mujeres feas. Hay mujeres poco arregladas, o sin actitud.

Los kilos de más son mentales. Sólo a ti te importan.

Sé tú misma. Si no te gusta pintarte, no lo hagas, ya atraerás a chicos que les guste el look natural.

Cuídate. Porque sube tanto o más el ánimo unos piropos diarios o ligar desenfrenadamente el fin de semana que un aumento de sueldo.

Piensa en la seducción. O mejor, siéntela. Un hombre delante de una mujer que se cree atractiva, se vuelve débil. Disfruta el sentirte deseada. Entra en el juego de una vez. Al fin y al cabo, de eso va lo más básico de la vida.

Y por último, haz la prueba de los tacones y el pintalabios. El día que te de la gana, te pintas los labios y te pones unos tacones, da igual la longitud. Lo importante es que vayas cómoda, y sobretodo que hagan clac-clac-clac-clac al caminar. Incluso funciona por separado: sólo tacones o sólo pintalabios. Nada más. Pelo limpio y una sonrisa. Y luego ya me dices si te haces feminista o femenina.

martes, 12 de enero de 2010

Psycho

Situémonos. Es enero, hace muchísimo frío para los estándares de la ciudad condal, tanto, que teniendo en cuenta que soy la persona más vaga que conozco, y conozco a muchísima gente, últimamente prefiero ir andando al trabajo que en moto.

Pero hoy he cogido la moto, porque me he dormido. Bueno, me he dormido a posta. Tenía que ir al médico a las 9.15h, y por lo tanto tenía permiso para llegar más tarde al trabajo, y claro, a las ocho de la mañana, mi lado infantil y mi lado maduro han estado discutiendo un rato, y en fin, que ha sido una discusión breve. La gratificación instantánea ha vuelto a ganar a la responsabilidad del futuro.

El caso es que habían intentado cortar el candado de la moto. Moto que me regaló mi padre hace pocos años, cuando yo le dije que por favor no lo hiciera pues quería una de segunda mano para evitar precisamente eso, preocuparme por bienes materiales.

He estado sopesando dos soluciones: volver al parking, que me da terror, o comprar un nuevo candado. Al final, a media tarde, me he ido a la tienda para motoristas que mi mecánico me ha recomendado a por la cadena más grande de la historia.

Llego. Media tarde. Lleno de hombres. Tres dependientes. Mucho calor dentro. Me empiezo a sacar capas. Aunque estaba diluviando, mi sexto sentido me ha vestido con una falda ajustada y unas botas muy monas. Qué listo es. Hay un dependiente rubio, treinta y pocos, es guapo, parece dulce, y me mira más que el resto. Yo hago ver que curioseo la tienda mientras me pregunto si el destino hará que me atienda él.

Treinta minutos de espera más tarde me da un poco igual que al final me toque el dependiente más mayor. De hecho, los hombres mayores me gustan. Me da la sensación que saben más y se controlan mejor. Pero vamos, que me acuesto con los jóvenes, de momento. El caso es que le pido el mejor candado que tenga anti-cacos, y él disierta un rato sobre que no hay derecho y que los cacos se las saben todas y que se merecen una buena tunda. Y aquí es cuando hago mi gran intervención, y le explico que a mí, lo que me gustaría comprar es un ácido corrosivo que hiciese que la próxima vez que un imbécil intentara cortar el candado, se dejase los dedos abrasados en el intento. Lo digo tan expresiva, con tal aplomo y tan convencida, que hasta yo me lo creo. Y sin pensar en ningún momento en las consecuencias que eso tendría. Además, añado, que como soy mujer y carezco de fuerza física, pues que por eso tengo una mente más sutil y retorcida.

En la tienda, dónde segundos antes había tanto ajetreo que parecía un mercado de la periferia en hora punta, se hace el silencio. Yo salgo del trance asesino y veo cómo los clientes que esperan me miran. El viejo dependiente no se atreve a decir nada más. El rubio me mira distinto, como diciendo “buf, de buena me he librado”. Y gracias a dios, el otro dependiente me informa que lo que quiero hacer no es legal. Que él le rompió el brazo por tres partes a uno que le intentaba robar el coche con la puerta y que le ha costado tres millones de las antiguas pesetas el juicio porque el ladrón lo denunció.

Me vuelvo a casa con la cadena más grande que hay anti-robos y pensando seriamente en por qué funciona así mi cabeza. Si es una cuestión de educación, de poca cultura o falta de autocontrol. O quizás es falta de sexo. O que tengo que ir más al gimnasio.

domingo, 10 de enero de 2010

Afrodisíacos

Éste va a ser un post muy poco documentado. Voy a fiarme de la intuición, que ya hacía que cuando no sabía inglés me gustaran las mismas canciones que después de entender las letras, para hablar de los afrodisíacos.

Siempre me ha hecho mucha gracia lo de “las ostras son afrodisíacas”.

A ver, si llevas a una mujer de 28 años, 1,65cm y 56kg (medidas estándar en Barcelona porque lo digo yo) a comer una docena de ostras con vino blanco o cava, obviamente tienes muchos puntos de acabar con ella en la cama. Pero no por el poder que se le atribuyen a las ostras, si no por la borrachera que va a coger bebiendo tres copas de vino con sólo eso en el estómago como alimento sólido. Es el vino lo que nos deshinibe. Mi teoría es aplicable a cualquier marisco crudo, y al caviar.

Otro tema es por qué nos gustan tanto los moluscos a las mujeres. Si los miras bien, almejas, ostras o mejillones, tienen un aspecto viscoso tirando a vaginal. Aparte de sus cualidades proteícas y que no engordan, yo me pregunto si no es una tendencia lésbica consumada a través de la comida. No lo sé la verdad, pero ahí queda.

Hay otros alimentos que se denominan afrodisíacos, como el chocolate, pero para mí, tienen un efecto distinto. Más onanista. Un vaso de cacaolat frío equivale al más dulce y largo beso del que te acuerdes, y no lleva a llamar al vecino para tirarse encima de él, no, lleva a beberse un segundo vaso de dicho néctar amoroso.

El foie carísimo de la Boqueria es para mi una caricia larga y sostenida en el cuello.

El aguacate en su punto me deja desnuda.

La vainilla me pone en el mismo estado que un día de julio a 32 grados. Sudorosa.

Las frambuesas son besos en las nalgas.

Y los espárragos…mmmh…me encantan. Entran totalmente dentro de mi teoría de que en realidad te estás comiendo algo fálico. De hecho, no sabría describir el sabor de un espárrago, pero sí la sensación de comérmelo.

Saliendo del mundo de la cocina, también resulta muy excitante ver a un hombre joven con un bebé en brazos (y sin su madre cerca); ídem con un perro. Hombre con micro, guitarra o haciendo algo creativo y sensible, irresistible también.

En conclusión, esto es física simple: la mujer recibe, el hombre da. Si un hombre se come un entrecot de 500gr tiene que salir de algún modo esa energía. Si una mujer se come lo mismo, ya no le cabe nada más. Si no sale, no entra. Menos comida y más vino= a mujer más excitada y recordar que lo afrodisíaco lo llevamos de serie. Sólo hay que saber a qué reacciona cada mujer.

Para mí, no hay nada tan sexy como el sentido del humor. Y el buen vino.










El punto de no retorno

Yo confío plenamente en la sabiduría de la Madre Naturaleza. Porque incluso a una persona confundida y enfermiza como yo, ha dotado de recursos infalibles para la superviviencia.

Uno de ellos, es el Punto de No Retorno Sexual, o más coloquialmente llamado, El Repelús.

El Repelús es un efecto conductual que vengo observando desde mi más tierna adolescencia. Se trata de un estado físico-emocional que una vez que lo he cruzado, me es imposible volver atrás. Me explico: cuando me sigue gustando alguien con quién no ha funcionado un intento de relación o me ha decepcionado de algún modo, mi cerebro entra en modo “repelús” y lo que antes era pasión animal cegadora del intelecto y obsesión paralizante, se convierte en anti-líbido por ese sujeto, hasta tal extremo que para mí, esa persona, se convierte en algo parecido a un extraterrestre sin genitales.

Por un lado es fenomenal si quiero tener luego un vínculo de amistad con dicho sujeto, pero por otro, deja inerte cualquier posibilidad futura de romance repetido.

Es por eso, que al igual que cuando viajo no repito nunca de lugar, no voy nunca hacia atrás en las relaciones. Si pasó, y no funcionó, por algo sería. Y por lo tanto, es mejor que se quede como fue.

miércoles, 6 de enero de 2010

La cagaste Burt Lancaster






El otro día visionaba "De aquí a la eternidad" con un amigo.

La peli va sobre unos hombres que quieren servir a su país (EEUU) como soldados y se entrenan en Hawai justo antes del ataque de los japoneses.

Burt Lancaster es el Sargento. Un día viene la mujer del Oficial, jefe del Sargento, el mandamás vaya, y Burt se queda loco. Ella es Deborah Kerr. El caso es que mantienen una corta pero intensísima conversación dónde ella pregunta por su marido y él le contesta que está reunido pero que él la puede servir para cualquier menester que necesite.

Ella se da media vuelta y antes de marcharse, lo vuelve a mirar.

Esa mirada le da pie a Burt para plantarse en su casa tres secuencias más tarde. Se besan. Se van a playa, escenas de olas rompiendo, pasión, más pasión y en la siguiente escena la vemos a ella esperando en un banco de parque.

Él llega, guapo y contento, y ella no para de hablar en dos minutos. Que si cómo van a vivir a partir de ahora, que cómo que no es todavía Oficial, que yo que se qué más, bla bla bla.. Burt la mira con cara de estar presenciando un fenómeno paranormal. Y le dice que ha llegado a la hora convenida, incluso antes. Ella le da la razón y se van a dar un paseo.

Mi amigo se parte de risa. Yo también. Y hablamos sobre las películas que nos montamos las mujeres. Puede ser incluso que nos guste alguien con quién no hayamos hablado nunca, pero en nuestra imaginación ya hemos sido novios, incluso hemos tenido tres hijos, y que el muy egoísta y perro nos haya dejado por otra. Y claro, para el día que el chico desconocido se atreve a decirnos hola, nosotras estamos indignadas y le giramos la cara.

En eso, envidio a los hombres. A los que conozco almenos. No se desgastan mentalmente con historias inexistentes.

Filosofía existencialista

Una noche de noviembre, a las cinco de la mañana, en la plaza Urquinaona, mientras hablábamos de todo un poco, Henry Write me dijo lo siguiente:


L'únic que et demana l'art, és que siguis tu mateix. Igual que l'amor.

Conversaciones imaginarias

sms ¿Te vienes a escoger las braguitas del mes?

sms ¿Te has tomado algo?

sms Un zumo de naranja, una ensalada, y ahora, estoy bebiendo té.


Las tres semanas que llevo a fluoxetina, por tener receta, no los considero destacables, aunque no pueda dejar de apretar los dientes.

martes, 5 de enero de 2010

Turbolover

En enero estuve de visita en el Pueblo Acantilado. Ahí vive John, uno de mis mejores amigos. Nos conocimos en el avión de ida a Australia, hace ya 10 años, y desde entonces, no dejo de visitarlo.

Con él me siento como un chico. Nos gusta la misma música, que haya pelusas en el suelo, la cerveza, improvisar, las aventuras extremas, conocer a personajes singulares y también todo lo referente a la tomadura de pelo social y política en la que vivimos.

Como he ido tantas veces, también conozco a su grupo de amigos. Me encantan. Todos tienen motes y son adorables por algún motivo.

Este fin de semana he descubierto muchas similitudes con Emilio. Lo llaman El TurboLover. Porque desde que le gusta alguien hasta que se iría a vivir con ella, pasan unas 10-12horas.

A mí me pasa igual. Conozco a alguien que me entusiasma, follamos, conectamos y yo ya tengo material fantástico para hacer castillos en el aire mientras viajo en el metro para una semana.

Sólo con pensar qué pondré en el siguiente mensaje de móvil me puede llevar dos días, varios folios y por lo menos, tres llamadas telefónicas para contrastar con mis amigos, guionistas además, si se entiende bien lo que quiero comunicar y cual es su opinión. No en vano, antes me autodenominaba Superindecisa en el starsystem virtual.

El caso es, que opino que ser Turbolover de género masculino tiene sus ventajas, ya que generalizando, son ellos los alérgicos al compromiso y los que deben esparcir su esperma cuanto más lejos mejor. Imagino qué maravilla debe ser conocer a un hombre que te fascina y que él esté aún más fascinado. O no. En mi caso creo que me asustaría un poco tanta determinación y seguridad. ¿Dónde quedaría el juego? ¿Y la intriga de “me llamará pronto” ? etc etc..

Yo que me conozco, como buena Turbolover, sé que necesito un polo opuesto en ese sentido, si no, viviríamos en Waikiki al mes de conocernos y a los 6 yo ya estaría aburridísima de tanta seguridad.

sábado, 2 de enero de 2010

Frase del nosce que me encanta

Pensamos demasiado

y sentimos muy poco.


www.nosce.wordpress.com

febrero 2009

Desde hace un mes he aprendido que las drogas están en tu mente. ¿Quieres colocarte gratis? Enamórate. Da igual de quién y cómo. Sólo siéntelo. Tendrás acelerones dignos de la cocaína más pura. Sudores y placer sublime al nivel del mejor éxtasis de los años 90. Energía y desconcentración anfetamínica. No te hará falta casi dormir. Tampoco comer.

Porqué lo llaman crisis cuando en realidad es el puto euro

Yo no tengo ni idea de macroeconomía, ni de política, ni de deportes, ni de muchas otras cosas vaya. Mi amiga Isa dice que es imperdonable que pase tantísimo de la política de mi país. Que no sepa ni qué partidos hay ni cómo funciona lo de votar. Que no me sepa ningún nombre de ministro se ve que también es imperdonable.

¿Para qué? ¿Que va a cambiar que gobierne el PP o que gane el Barça la Liga en el nivel microscópico de mi vida? Nada. Además, siempre me ha parecido muy aburrido hablar de esos temas a la hora del cigarrillo. Supongo que si fuese francesa, país que se me antoja mucho más movido a la hora de quejarse y reivindicar los derechos del pueblo, sería una ferviente seguidora y alborotadora de algo. Pero ¿en Barcelona? Si en Jamaica tienen más sangre que aquí. Suficiente tengo ya con estar al día de la última serie de moda, ver los conciertos de los más modernos y encontrar unos tejanos que me queden bien.

No, en serio. Lo único que digo es que cuando yo cobraba mi sueldito en pesetas, esas 250.000 pesetas que ahora me parecen y las visualizo como un montón, tenía suficiente para llevar un tren de vida GUAY. Vivía sola en mi apartamento del eixample. Todas las calorías necesarias para vivir me las cocinaban en los mejores restaurantes. Nunca me faltó para una octava birra, ni para un tercer gintónic. Iba de viaje, lejos, una o dos veces al año, tenía impulsos de compras no necesarias y encima me llegaba para ahorrar algo. Ahora con 1.500 euros hago poco. He aprendido a cocinar, eso sí. No mucho pero vamos, que he salido del mundo del arroz blanco. No salgo mucho. He dejado las drogas. Apenas viajo, y de hecho, a día más o menos 20 del mes, suelo estar en las últimas. Visito más a mis padres, hasta a mis abuelas, y me va bien, porque me siento buena hija, excelente nieta, y ellos me recompensan con la comida de ese día y de los dos siguientes.

No sé quién ha sido el hijo de la grandísima puta que nos ha metido en esto. Y por qué NADIE dice lo que todos pensamos: Si ahora la equivalencia de 100 pesetas es un euro, ¿¿¿porqué coño no cobro 2.500€???


pd.- recomiendo desde aquí el visionado de Zeigeist y Z. Addendum.

Plan de pensiones 2006

El jueves fui a pagar mi renta del 2006. Otra vez a pagar, como no. 1045€ por haber estado en paro, y haber mal trabajado en 3 sitios. Total ingresos anuales = 18.000€. En teoría te libras de declarar si no llegas a 22.100€, pero si has trabajado en más de dos sitios, es decir, si no tienes una vida estable y aburrida, te jodes y a pringar.

Me quedo en el banco para hacer una libreta de ahorro con una chica muy normal pero la mar de parlanchina, que me informa que si tuviese una hipoteca ¿perdón? o un plan de pensiones (primera vez en mi vida que oía eso) me saldría a pagar mucho menos en la declaración anual.

¡Tiene huevos lo del plan de pensiones! Si pones 50€ al mes a fondo perdido, porqué ya me dirás tu que haces con (50€x12mesesx35años hasta que me jubile=) 21.000€ a los 65 años, que será como tener ahora 2.000, se ve que desgraba. Y mientras, ahora que tengo 30, y no me meo encima, me quedo sin dos cenas al mes, o un gramo de estupefacientes, o el curso de escritura o sin comprarme ese vestido tan especial que haría tambalearse al guapo de turno.

Joder, ¡debería desgrabar ser soltera! Con lo que tienes que gastar en copas, taxis, ropa y teléfono para consultarlo todo con los amigos… Y vivir sola debería sumar puntos de ese descuento fiscal: no puedes compartir los gastos de vivir con nadie. Y encima no tienes a nadie que te de besos y te diga guapa. Y por estar en terapia deberían devolverte pasta, que es su puta culpa que estés como estás. Con todos estos gastos, ¿de dónde voy a sacar los 50€ para el plan de pensiones? ¿Para qué además? ¿Quién me dice a mí que voy a vivir hasta los 65 años con la vida que llevo?

Irrelevante

Hay cosas que no me interesan. Por ejemplo, los coches. Para mí son o grandes, o pequeños, o de colores.

Viernes 1 de enero 2010 ( part I)

A cualquier cosa le llaman cocaína, me decía ayer Luis.

Yo no sé muy bien qué tomé (ni por qué) pero sí sé que no pude dormir en todo el día. Y fue una putada, porque después de una divertida cena con la Xusma, y justo antes de irme a casa, me encontré un mensaje que cualquier otro día hubiese ignorado.

- ¿Dónde estás esta noche?

Miré la hora de envío: 6.16h de la mañana. Bonito eufemismo, pensé.

El típico mensaje de músico a las tantas. ¿Qué se ha creído? ¿Qué soy una groupie de 20 años que se acuesta de día y está loca por chuparle la polla?

Como ya era 2010, y mi propósito de este año es creer en mí y dejarme de moralinas e inseguridades, y sobretodo, visto que el catalán con el que llevaba un rato tonteando y al que mandaba señales que hasta un ciego hubiese visto, no acababa de reunir el valor para pasar una noche conmigo, cogí un taxi e hice lo que más me apetecía hacer ayer: empezar el año follando. Con él.

- Normalmente no contesto mensajes de músicos deseperados. Le dije al llegar.

Un segundo después nos arrancábamos la ropa.

viernes, 1 de enero de 2010

la prueba del camarero

Fíjate de un hombre en cómo trata a los camareros y a los perros. Así te tratará a ti.

Esto lo leí no recuerdo si fue en un libro de esos sobre mujeres/hombres, o en una entrevista de La Contra a alguien un poco más serio.

El caso es que empecé a fijarme en cómo trataba yo misma a camareros y perros, y cómo la gente que me rodeaba (amigos sobretodo) y me pareció de lo más esclarecedora.