domingo, 28 de febrero de 2010

sábado, 27 de febrero de 2010

Amor

Desconozco las causas y desde luego, no he pasado nunca por una situación que lo justificara, pero desde hace años, tengo episodios de depresión.


Cuando estás clínicamente deprimido, estás hundido en un agujero sin fondo y oscuro. Nada ni nadie puede sacarte de ahí excepto tú mismo, o las drogas químicas de nueva generación.


Hay un momento que se repite en cada episodio y que a mí, me sirve de alarma. Es cuando empiezo a sopesar la mejor manera de matarme porque mi existencia no sólo ha dejado de tener sentido, sino que se convierte en algo molesto, muy molesto.


Tengo una mente analítica y retorcida. Y un temperamento impulsivo. Así que no es como para tomarlo a broma. Ahora, escribo estas líneas segura de que quiero vivir mañana, y pasado mañana, pero no siempre fue así.


Han sido dos cosas las que me han hecho salir del agujero: conocerme a mí misma a través del psicoanálisis, y una entrevista que leí hace mucho tiempo en La Contra.


Entrevistaban a un psiquiatra austíaco, judío, que había sobrevivido a los campos de concentración y que en la actualidad tenía la consulta en un rascacielos en la ciudad de Nueva York. Explicaba que cuando venía un paciente deprimido y le contaba que quería acabar con su suplicio, el doctor abría la ventana que daba a la calle y le animaba a que saltase. El paciente no daba crédito y contestaba que no, que no saltaba ahora. Y él preguntaba ¿por qué? ¿por qué no salta? ¿qué le impide acabar ahora mismo con todo? El paciente deprimido le contestaba tal o cual cosa. O que no lo sabía, y el psiquiatra lo increpaba a irse a casa, pensar y que cuando tuviese la respuesta, se asegurara bien de enfocar la vida hacia ese objetivo, pues esa era la razón de su existencia.


Yo me estiré en la cama, cerré los ojos y me contesté sinceramente esa pregunta. Me la he vuelto a hacer más veces, y la respuesta es siempre la misma. Me gusta el sentido de mi vida. Me imagino en mi lecho de muerte, en paz porque he seguido mi directriz.


Hace poco cayó en mis manos un escrito donde se nombraba a ese psiquiatra judío. No me sorpendió nada conocer que es el creador de la Logoterapia, una técnica que se basa en dar una voluntad a los actos desde un plano antropológico, psicológico y filósofico, y que basa algunos de sus libros en lo fundamental de saber el sentido de la vida. Por último, leí El hombre en busca de sentido, un libro que escribió justo al salir de los campos de concentración en primera persona explicando con terminología psiquiátrica como es posible sobrevivir en esas condiciones.



Viktor Frankl


Logoterapia



Para Julia. Gran maestra del amor.

viernes, 26 de febrero de 2010

Lo que de verdad les gusta a las mujeres.

De nuevo la misma conversación: Que no, que las mujeres no follamos cuando queremos Henry. No va así. No vemos un brazo musculado de hombre y nos ponemos a hormonar. Es un conjunto de cosas.


¿Cosas? ¿Qué cosas? Si duermes sola desde hace dos meses, es porque quieres.


¿Qué dices? No es fácil conocer a alguien que te despierte deseo sexual porque también tienes que conocerlo un poco.


Tonterías. Lo que pasa es que no te gusta follar.


¿Qué? Estás loco. ¿Como no va a gustarme follar? Lo que pasa es que no me gusta el sexo como spinning. Quiero alguien con quién reírme, tener sexo y sentir.


Ah, un novio. Para toda la vida y sólo estar con él. Muy bien, buena suerte.


No, un novio tampoco. Una historia guay. Emoción, intriga, cogerse de la mano, sexo por la mañana, perversiones por la noche, besos por la calle, ya sabes.


Eso es pitufar, no follar.


Silencio.


Vale, pues sí, a mi lo que me gusta es pitufar. Por eso las mujeres no follamos siempre que queremos.

jueves, 25 de febrero de 2010

10. La mujer transgénica


En algún lugar de Estados Unidos, en los años setenta, se llevaron a cabo unos experimentos liderados por científicos exhippies, y muy progres.


Los científicos descubrieron que sin los efectos de las drogas y el alcohol, las chicas del amor libre se volvían estrechas y lo que es peor, posesivas. Algunas incluso desarollaban un peligroso afán procreador. Muy asustados, se aislaron en el laboratorio secreto de uno de ellos para trabajar sobre tan magno problema.


Pasaron noches sin dormir excitados por la grandiosidad de su misión.


Teorizaban y diseñaban planes de día. De noche invitaban a colegas para discutir las posibles soluciones.


Tras meses de agotador trabajo y gracias al empeño de la comunidad masculina científica de todo el mundo, se elaboró La Hormona Anti-Disney, un producto que consumido de forma regular con cacao en polvo durante el embarazo de una futura hembra, conseguía mutar el segundo cromosoma X en un híbrido con el Y.


Muestras secretas fueron llevadas por cada científico a su país de origen y distribuido tan ampliamente como les fue posible.


El resultado, 30 años después, es admirado por biólogos ya ancianos de todas partes con lágrimas en los ojos; lágrimas de admiración y de impotencia, por no poder disfrutar el mayor logro jamás creado por el hombre: la mujer transgénica. Cuerpo de mujer, incoherencias femeninas, carácter meloso y misterioso, desmesurado apetito sexual, y cero apego o afán reproductor con ninguno de sus amantes.

lunes, 22 de febrero de 2010

Justicia poética

La vida nos pone a todos en su sitio. O al menos, así me gusta creerlo.

Cuando tenía 22 años, edad que ahora se me hace imposible reconocer de lo increíblemente torpeda que era entonces, conocí al que sería mi Novio Monotemático. Me enamoré de él como sucede en las novelas de tres pesetas: de una imagen idealizada que ya me iba bien. El chico me hizo caso y vivimos unos meses de amor en paralelo, yo con mi película, él siempre hablando de los mismos temas. Un día el viento cambió de lado, justo cuando la cosa se puso más seria, y me propuso irnos a vivir juntos. A mi la idea me pareció aburrida. De hecho tenía una producción entre manos y estaba muy ocupada, así que lo dejé sin más miramientos. Al mes, salía con otro.

Me acuerdo que me lo encontré una tarde en el Barrio de Gracia, habían pasado años. Mientras tomábamos una cerveza, me dijo: espero que algún día te encuentres a alguien tan sumamente egoísta como tú. Fuiste una bruja. Yo aluciné de ver tanto odio todavía en sus palabras.

Pasaron los años y sufrí por amor, y por la vida. Crecí, maduré un poco y empecé a distinguir el amor y el afecto sincero de los caprichos pasajeros. Me empecé a comportar como alguien que me gustaba mirar al espejo. Hasta que sucedió. Conocí a un chico de treinta y tantos especial por lo raro; tímido y con complejos. A mí me encantaba, así que me dejé embaucar, se lo puse fácil y di lo mejor de mí.

Pues bien, Novio Monotemático, si algún día lees esto, que sepas que puedes sonreír tranquilo en casa. 10 años después, tu profecía se ha cumplido. He perdido casi un año de mi vida con alguien tan infantil, inmaduro, imbécil, sin escrúpulos y ruin, que lo único que le ha importado ha sido su propio bienestar a costa de lo que fuese. Me he decepcionado como no me había pasado jamás. Ha sido una ostia épica. Ahora lo he entendido, nunca me importaste y eso es feo. Creo que estamos en paces.


He aprendido. Muchísimo.

Estoy expectante por ver qué toca ahora.



No al spinning

Tengo un amigo que nunca ha querido tener novia y en vista de mis mil preguntas, me ponía este ejemplo:

Para mí es como jugar al Mario Bros, me decía. Lo divertido es ir de pantalla en pantalla pasando los diferentes obstáculos, porque una vez llegas al castillo y salvas a la princesa, se acaba el juego.

Yo, puesto así sobre un papel, pues lo entendía. Claro, luego tienes a la princesa y se acabó el jugar, luego viene La Nada.

Es lo que tiene teorizar, poco que ver con la práctica.

Pasó el tiempo y tuve otro amigo que quería muchas experiencias sexuales pero sin compromiso. Poco a poco se fue dando cuenta que sus encuentros se limitaban a pocas veces con la misma mujer, porque ellas querían profundizar. No sé porqué, lo llamaré Naturaleza, pero suele ser así. Sentada en una silla, escuchándole, también entendía a éste.

Luego conocí a uno que iba de místico y comprometido con el planeta y me habló del gran mal de este mundo: la gratificación instántanea. El gran daño que nos ha hecho el querer algo y tenerlo inmeditamente. Cosas tan simples como la luz, el agua caliente, la comida... cualquier deseo que tengamos estamos acostumbrados a cubrirlo al instante, y no soportamos la frustración de que no sea así. Fue éste mismo el que me habló del poliamor, una manera de follar con distintas mujeres repetidamente durante el año sin establecer un vínculo exclusivo ni comprometido con ninguna de ellas. Lo que se llama hoy en día "tener folla-amigos". Etiqueta vulgar donde las hayan. Ya desde ahora, declaro que este era el más imbécil de todos.

Yo he tirado varios años de mi vida por no pensar y hacer cosas sin escucharme y anestesiada. Lo bueno de haber perdido tanto el tiempo es que ahora sí sé porqué hago las cosas y qué quiero.

Por ejemplo, tengo muy claro que no me gusta el spinning. Es estúpido ir a un cubículo a sudar. Me gusta hacer ejercicio al aire libre, probar distintas disciplinas que me aporten conocimientos interesantes, como en la danza, o risas, como en el patinaje, o sentirme libre, como con la bicicleta. Prefiero dedicar mis horas de manera que tengan un sentido y una consecuencia. ¿Qué sacas de dos años haciendo spinning? poco. ¿Qué sacas de dos años haciendo danza o tai chi? técnica. Y la satisfacción de hacerlo cada vez mejor.

Pues lo mismo para el sexo. ¿Qué saco de acostarme borracha con un cualquiera? pues poco: una resaca y el susto de levantarme con un fragel rock.

El otro día leí un cómic de un chico catalán que resumía muy bien esto que trato de explicar. La página se titulaba: "Encuentros en la tercera frase" e iba más o menos, así:

- Hola, cómo te llamas?

- Gina.

- Vamos a mi casa a darnos un revolcón?

- Uf menosmal, pensaba que no me lo ibas a pedir nunca.


Yo paso. Prefiero tirarme seis meses sin follar y luego explayarme con uno, profundizar, intimar, llegar a sitios insospechados, que hacer spinning.





jueves, 11 de febrero de 2010

Posesión Hormonal


Este concepto, acuñado por mi misma hace un par de años, es fruto de la observación y de la experiencia. El tiempo me ha confirmado una y otra vez que lo que voy a exponer, es cierto.


El axioma es el siguiente:


Toda mujer del planeta tierra, sea cual sea su condición, cuando se enamora, entra en fase de POSESIÓN HORMONAL y quiere por tanto, una relación. Esto se traduce en sentimientos posesivos, celos y ganas de procrear si no ha tenido hijos.


Y punto.


Casos conocidos de mujeres muy liberadas o autodenominadas “poliamorosas” han sido desmentidos.


Casos expuestos de mujeres no celosas o “ella es muy guay” o, “ella es muy independiente, no busca nada serio”, han sido refutados.


Yo soy una mujer muy independiente y extremadamente guay, e incluso yo, bajo el influjo de un enamoramiento he pasado etapas de POSESIÓN HORMONAL donde no me he reconocido.


El gran paso está en no mostrar este estado biológico, porque nos convierte en débiles.


Para los hombres: no existe una mujer que separe sexo de amor después de 15 polvos increíbles. En breve entrará en modo POSESIÓN HORMONAL y querrá una relación comprometida (y exclusiva).

¿Fumo para beber o bebo para fumar?

Los hábitos tóxicos, como las desgracias y los electrodomésticos que fallan, nunca van solos. Se retro-alimentan. Como la cocaína y el alcohol: uno acelera, el otro apacigua.

En el caso del tabaco y el alcohol me preguntaba últimamente a qué estaba más enganchada. Porque ser fumadora es feo, pero ser alcohólica es mucho peor.

Así que inicié el experimento hace un par de meses, para saber qué debía eliminar.

Fase 1. Una semana sin beber.

Resultados obtenidos:

Más tiempo en casa.
Más rendimiento en el trabajo.
Menos cansancio.
Menos consumo de nicotina.
Lunes siguiente borrachera importante + 1 paquete de tabaco en 2 horas.

Aunque detecté que el cigarrillo nunca iba acompañado de agua. Tenía que tener entre manos un líquido con sabor fuerte, tipo café, té o cerveza sin.

Fase 2. Una semana sin fumar.

Resultados obtenidos:

Primeros dos días: tensión general y mucha hambre.
tercer día: experimento fallido por la irrupción de amigos en casa con vino o excusa cualquiera para ir a tomar cervezas. Por supuesto, acompañadas de nicotina.

Resultado: bebo para fumar. Si dejo de fumar, beberé mucho menos. En cambio si dejo de beber, me dará algo. ¿Paradójico no?

lunes, 8 de febrero de 2010

matemáticas del siglo XXI

dinero= comida + techo

calentar una silla + ciertas comodidades= trabajo monótono de lunes a viernes

trabajo monótono de lunes a viernes= sobrepeso + aburrimiento

sobrepeso= insatisfacción personal + matrícula en un gimnasio + cerveza para olvidar

insatisfacción personal + cerveza para olvidar= sexo ocasional no disfrutado + resaca

sexo ocasional no disfrutado= mala leche / desesperación

aburrimiento + desesperación= depresión= antidepresivos + mucho sueño

mucho sueño= menos vida social + ojeras

depresión= menos ímpetu + baja autoestima

baja autoestima x apatía= incapacidad para cambiar la situación

supuesta incapacidad para cambiar la situación= zombie / suicidio

solución= tengo que cambiar de trabajo. Urgentemente.

martes, 2 de febrero de 2010

Crítica de cine por mi psiquiatra: Up in the air

Soy un producto de mi tiempo, y como tal, hace cuatro años que voy al psiquiatra. Al principio estaba realmente mal, pero a día de hoy creo que le pago por vicio.

Tener a alguien como esa señora de mi lado, es de lo mejor que me ha pasado en la vida. Poco a poco he dejado que viese mi interior con toda la amplitud de la que he sido capaz ,sacando ahí demonios, sombras, sangre y entrañas. Y con el tiempo, ha conseguido que me quiera tal como soy. Creo que lo llaman madurar a eso.

Como sabe de mi gusto por las artes, a veces me recomienda películas o libros. Ana Bolena me lo recomendó ella. Hace un par de semanas me dijo que viese Avatar y Up in the air.

Up in the air, resumiendo mucho, va del George Clooney que es un despedidor profesional y se pasa la vida viajando por EEUU, feliz de vivir entre aeropuertos y hoteles. En su empresa contratan a una chica joven y brillante de empresariales que propone hacer los despidos por vídeoconferencia, con lo que la vida ideal de Clooney peligra.

Éste coge a la niñata y se la lleva con él para que vea de qué va lo que hacen allí. En ese viaje por la America profunda conocerá a una mujer madura pero guapísima que hace lo mismo que él. Se enrollan y al Clooney le gusta mucho porque se parecen.

Al final de la peli, una vez te has tragado que el George es un solitario y que pasa de tener un hogar y una mujer, él se va a buscarla porque parece que ha cambiado de opinión, y se encuentra que la madurita guapa tiene familia y lo estaba usando como divertimento pasajero.

Él se queda muy chafado. Se va a un aeropuerto para volar a cualquier sitio y ahí se acaba la peli.

Es un film de esos dónde no puedes identificarte con ninguno de los personajes (al menos yo) y que por tanto, no son cómodas de ver.

El martes fui a ver a la doctora confundida, pues no encontraba nada sabio a nivel mujeril en Up in the air.

Me explicó que a ella le parecía un gran reflejo de cómo se viven los afectos hoy en día. Lo que es real y lo que no. El consciente y el inconsciente. El huir continuamente para no sentir. El Clooney, me dice, se cree que le encanta su vida, pero en realidad no sabe ni quién es. No quiere parar en un sitio no sea que se encuentre, y muchos menos, sentir nada.

- ¿No quiere sentir nada? Eso es imposible, le digo yo. Es mejor sentir que no sentir.

Bueno, eso es fácil decirlo ahora aquí contenta. Acuérdate de la última vez que lloraste por alguien. No todo el mundo tiene un doctor o está dispuesto a pasar por eso. Prefieren una coraza y creerse que es su vida de verdad. Hasta qué punto se dan cuenta de su escapismo, eso es lo interesante.

Luego criticó también el estilo de vida de la mujer madura que se enrolla con el George Clooney. Me dice que también se auto-engaña, que porqué le hace falta buscar fuera de su núcleo esa aventura, que eso es porque no se enfrenta a lo que tiene.

Resume diciendo que le pareció un scanner muy ajustado de las relaciones actuales. Yo después de reflexionarlo, coincido, y decido que prefiero sentir, y a veces sufrir, que no sentir nada.

lunes, 1 de febrero de 2010

Al cine con Manuela: Chérie

El domingo fui a ver Chéri con Manuela.

La peli va de la Michelle Pfeiffer, que se supone que había sido puta de lujo toda su vida y entrando en los cuarenta y algo, se reencuentra al joven hijo de una amiga (el Chérie del título), también ex puta de lujo. El chaval, guapo y rico, con 20 años estaba falto de emociones. El vacío lo llenaba con noches de alcohol, opio y mujeres, hasta que se enrolla con la Pfeiffer.

Se enamoran locamente porque conectan muy bien, tienen la magia de los que se encuentran en el momento adecuado viviendo algo real y compartido. Ella, que siempre había utilizado a los hombres, lo mete en su casa durante 6 años, y él un día, le anuncia que su madre lo va a casar con una joven y rica heredera y que se larga dos semanas de luna de miel, y de paso le pregunta que si vendrá a la boda como quién pregunta si lo acompañará al dentista.

Michelle, pura elegancia y contención, hace media mueca y lo manda a casa de su madre . Le pide que no sea muy cruel con la jovencita. Luego hace las maletas y se larga a Biarritz a intentar olvidar y llorar sin ser vista.

Yo miro a Manuela sin entender nada, y ella me explica que montar numeritos y enfadarse histéricamente no sirve de nada. Que es mejor guardarse muy bien el orgullo y esperar. Yo me quedo maravillada ante tanta contención y apunto sus palabras.

Chéri vuelve aburridísmo de su luna de miel y desespera al saber que Michelle se ha marchado. No ha dicho ni dónde va ni con quién, así que supone que se ha marchado con un nuevo amante y esa idea lo atormenta hasta lo más profundo de su ser. La madre de Chérie, la más arpía de las arpías del mundo pero que no soporta ver sufrir a su hijo, manipula a sus contactos para hacer volver a la Pfeiffer haciéndole creer que su hijo está loco por verla.

Ella vuelve y él irrumpe en su casa de madrugada indignado. Discuten un poquito y él se rinde a sus pies, ella le perdona todo porque sigue enamoradísima del chico. Se pasan la noche dándoselo todo e imaginado un futuro juntos, lejos de todo el mundo. Pero al día siguiente Cherie le insinúa de mantenerla a la vez que a su mujer. Y aquí la Pfeiffer lo manda a tomar por culo. Él se indigna y le recrimina que es igual que su madre, una posesiva que lo quiere sólo para ella y que no lo quiere incondicionalmente. Se larga casi llamándola vieja.

La peli acaba que él crece y se da cuenta de lo que tuvo. Que amó de verdad y que le amaron. No soporta la verdad y se quita la vida con una pistola.

Lecciones extraídas:

1.- El orgullo en una mujer es importantísimo. Hay que cuidarlo.
2.- Las escenitas, a largo plazo, no sirven. Es mejor una retirada digna.
3.- El Chérie, como otro que yo me sé, pretenden que los quieran incondicionalmente a cambio de su compañía, pareciéndoles ésta, premio más que suficiente.
4.- Una vez la magia se rompe, no hay nada que hacer.

Ana Bolena

Ana Bolena nació en Inglaterra en 1501, en el seno de una familia casi aristocrática. Su padre, un talentoso político políglota, era el diplomático favorito del rey Enrique VII, que lo mandaba contínuamente a misiones en el extranjero.

En esa época, el rey, aunque estaba casado, podía tener todas las amantes que quisiera, y era un honor contar con tal atención. La hermana de Ana, la dulce María, fue una de sus amantes, incluso la dejó embarazada y luego la dio a un conde para que se casara con ella y atendiera al hijo como suyo. Ana, mujer que describen como esbelta, de larga cabellera negra y elegante, fue destinada a la corte, y el rey, cómo no, se fijó en ella.

Pero la tía, que era muy lista, lo mantuvo a dos velas sin dejarse tocar ni un pelo alegando un amor supremo que merecía una atención exclusiva. En esa época se debía ser de lo más inteligente y diva para no dejarse tomar por el rey.

Ella, erre que erre, estuvo revoloteando y dando negativas que seducían al rey durante 5 años, hasta que éste, desesperado, le preguntó qué podía hacer. Ella dijo que quería ser su esposa y darle el legítimo sucesor que esperaba. El rey pidió entonces la anulación de su matrimonio a Roma en un momento políticamente inestable. Cuando se lo denegaron, ella convenció al rey de que tenía que ser él la máxima autoridad en la Iglesia, y que para ello debía abrazar la corriente luterana, o sea, protestante de la Iglesia. Dicho y hecho. Inglaterra pasó a ser protestante, Enrique se separó de Catalina, la mandó a ella y a su primogéntia a tomar por culo porque Ana no podía ni verlas, y se casó de nuevo. Hete aquí el primer divorcio legal de la historia.

Primera lección: si un hombre está realmente interesado, moverá el cielo por follar contigo.

Ana Bolena fue una mujer de armas tomar. Se metió en política, su familia ascendió a noble y el rey estuvo una temporada sin amantes. Inglaterra iba la mar de bien.

Pero pasó el tiempo, y no tuvieron hijos varones. El rey entonces se encaprichó de Jane Seymour, otra, y para deshacerse de su inteligente esposa se inventó un rollo de incesto y adulterio. De Ana no se divorció, sino que la mandó ejecutar.

Segunda lección que extraigo: el que es faldillas, es faldillas toda su vida.