Ella es mi amiga, y la quiero, por eso veo esa búsqueda como un sentido legítimo de la vida, casi como una excentricidad que me hace mucha gracia. Yo le preguntaba siempre qué porqué no se lo compraba ella (gana mucho dinero) y ella me contestaba: no es lo mismo. Me quedé confusa ante esa respuesta. Un anillo es un anillo. Y una boda, una horterada.
Las joyas no son una excepción a mi peculiar gusto, me gustan carísimas y preciosas. No las llevo por varios motivos: el ir en moto, y llevar casco y guantes, ya imposibilita llevar pendientes y anillos. Y el precio, es el otro motivo.
Lo que no me atrae nada es la idea del matrimonio. Me parece una horrenda y circense puesta en escena, amén de las conotaciones que tiene de "para siempre", muy anti-libído "tot plegat".
Así que no tenía nada en mente al respecto hasta que un amigo se dejó su anillo en el lavabo de mi casa. Era un anillo masculino, plano, de plata, gastado, sin ningún ornamento, nada del otro mundo. Él lo llevaba desde hacía años, así que me pidió que lo llevase puesto para que cuando nos encontráramos se lo diese, pues le echaba mucho de menos.
Yo me lo puse y acto seguido, sentí el poder. Tolkien sabe muy bien de qué hablo. ¿Qué coño es eso? ¿porqué no quiero quitármelo y me siento tan bien con un trozo de metal? Incluso le di largas a mi amigo un par de semanas para llevarlo más tiempo.
Me sentía genial.
Elegida.
La mejor.
Especial.
Como si esa esfera contuviera el alma de otra persona. El poder total. La sumisión del otro. La batalla ganada. Reina. y súbdito.
Me costó mucho devolvérselo. Al final lo hice. Lo eché de menos bastante tiempo.
Ahora ya no me parece ninguna excentricidad lo de mi amiga Sylvia. Entiendo perfectamente lo del solitario y veo que no se refería a boda en ningún momento. Ahora sé el poder que tiene un anillo.
Hay cosas misteriosas y antiguas que tienen mucha fuerza. Y eso es así. Y punto.
Para interesados, el anillo de mi vida reside actualmente en una joyería de Kochi, Sur de la India. Es de forma romboide, estilo oriental-extraño, es grande. Todo rubíes con diamantes centrales. Vale sobre unos 7.000€, una ganga. Además es un anillo con el que no se necesita vestir nada más.