viernes, 30 de diciembre de 2011

Mini-manual de producción audiovisual.

O cómo triunfar en el show business catalán teniendo en cuenta 10 simples sugerencias.




Primera: Sé lo que quieras ser: si quieres ser productor ejecutivo, no hagas de runner, abre una empresa. Nadie va a ponerte en el sitio que sueñas ni va a ascenderte por tus méritos.

Segunda. Tu caché lo pones tú. Ídem que en punto 1: nadie va a pagarte más porque lo estás haciendo muy bien, te quedes hasta tarde o hayas cerrado un presupuesto por debajo.

Tercera. Nunca es cierto lo de "es que no hay más dinero". Nunca.

Quarta. No trabajes jamás gratis. Es anti de producción.

Quinta. Tu respuesta autómatica a todo es "sí" o "claro" o "por supuesto" o "esto suena genial, vamos a ello". Luego todo cae por su propio peso.

Sexta. Apúntate a un curso de protocolo zen, practica sexo antes de cada reunión o hazte actor/iz, pero, jamás te enfadarás, menos, con el director.

Séptima. Rodéate de los mejores o por lo menos, de los que tengan mejores recursos. Investiga, entrevistalos, piensa, y pon a la gente a prueba. Tener el mejor equipo es lo más importante, tómate el tiempo que haga falta aunque estés en algo que parezca que sea para ayer.

Octava. Tus figuras clave en rodaje: el jefe de producción y la ayudante de dirección.

Novena. Utiliza la información como te vaya mejor, recuerda que sólo tú tienes todos los puntos de vista.

Décima. Ahora que ya tienes el respeto gracias a la calma y buenhacer, piensa que el presupuesto es algo que nadie más conoce. Ése es tu poder.



*Todo este rollo vale la pena. Hacer cine o audiovisuales es un estilo de vida, no una profesión. Explicas algo que te inquieta y el hacerlo es muy artesanal y distinto. También es un tipo de vida gamberro, divertido, puedes ir vestido como te dé la gana, no hay horarios, no hay un sitio fijo, es emocionante, además conoces gente, viajas, te pasan cosas raras y queda genial decirlo en la barra de un bar.



viernes, 9 de diciembre de 2011

De bolsas, peluqueros, números y el puto síndrome pre-menstural.


He cambiado de peluquero. Ahora me pongo en las manos de Juan, que está especializado en pelo rizado. Juan es de aspecto curioso: pequeño y calvo por el centro de la cabeza y peinado con el pelo de un lado dejado crecer hacia el otro lado cubriéndosela. Se parece al típico chivato de rey malo de la Edad Media. O más exactamente, al Sr. Burns de los Simpson. Además de tener un don como estilista, el tipo es franco, humilde, majo y paciente. Me mola ir allí porque entienden de verdad la difícil relación que hay entre una mujer y sus ondas encrespadas.


El caso es que Juan está empeñado en no cortarme de largo e insiste para que lleve un melenón, pero en mi última visita, mientras él hacía de las suyas, yo miraba una revista del corazón donde salía lo del divorcio de Demi Moore (pobre, esto ya no lo levanta) y Penélope Cruz con un nuevo corte de pelo que según los periodistas “le sacaba 12 años de encima”. Ni más ni menos que doce. Pe posaba con el típico corte de flequillo larguito y melena un poco por encima de los hombros. Muy mona, y sí, la verdad es que la rejuvenecía.


- Juan, en un par de años, como ya seré un pelín mayor, querré que me cortes la melena, para parecer más joven.


- Vale. ¿Cuántos harás? ¿40?


Levanto la vista y flipo cuando veo su cara de total normalidad. Dios, lo pregunta convencido.


- Hombre, ¡cómo te pasas! ¿Me ves cara de 40?


- Bueno, quizás 40 no pero 30 tampoco tienes, ¿eh bonita?


Booooooom.


Crash.


Flasca!


Sinceridad sin alcohol mediante. Peor: la verdad a las 6 de la tarde.


Me miro al enorme espejo que tengo delante y veo una señora joven con una ojeras enormes. Vestida un pelín desarreglada. Y cara de susto, claro. Madre mía, pienso. Todos aquí lo saben: no tengo cara de 30.


Juan termina. Silencio total. Me levanto y voy al mostrador a pagar. No sé porqué pero pienso que quizás me harán una rebaja, por el digusto y eso. Pero no: “son 50 euritos” me dice la chica sonriente, con arrugas por toda la cara, vestida moderna y con pinta de excamarera ya madurita. Seguro que piensa que podemos ser amigas porque tenemos una edad parecida. Pago la cuenta y salgo de allí.


Ceno doble y me voy a dormir.


Por la mañana me miro en el espejo del baño. Tengo puntos negros, rojeces en la piel, arruguitas en los ojos y alguna marca en la frente, pero lo peor, con mucho, y es dónde se nota la edad en una mujer, son las bolsas y las ojeras. Es como si todo el malestar vital que puediese tener una persona se hubiese instalado en mi cara. Y como si no hubiera dormido en un mes.

Tengo unas bolsas enormes, negras e infladas fruto de la lotería genética y el sobrepeso, pero me digo a mí misma que estamos en el siglo XXI y que en el Corte Inglés es posible que me ayuden. Me visto y me voy directa.


Después de 1hora de investigación, aprendo que no soy la única con ese problemón y que debería estar usando unas cremas “preventivas” hace más de 4 años. También me enseñan que combinar en un mismo producto el tema de activar la circulación para relajar el ojo (y reducir así las bolsas) y combatir las arruguitas, no baja de los 180€. Deshecho pues el tarrito de crema Soluciones del Futuro SX y los parches Benéfiance con forma de pepino y puro retinol de Sisheido. Me cuesta aún más separarme de la perfección química hecha tratamiento de Sisley y cuando acepto que no van a rebajar el precio en enero de las cremas, me voy al stand de una conocida marca que no es de supermercado pero tampoco de yates.


- ¿En qué puedo ayudarte? Me pregunta la amable dependienta, señorita, vendedora, azafata o cómo narices se llamen en el Corte Inglés las mujeres que trabajan en esa sección.


Le suelto la verdad, a ver si se apiada.


- Hoy me he levantado y me he dado cuenta de repente de que tengo 34 años. Y que además se me notan en la cara. Llevo un susto en el cuerpo que no te imaginas.


Sonríe, me mira dulcemente, y por un momento creo que me va a abrazar.


- No sé qué ha pasado. Hace nada tenía 27 y ya no. Y me han salido estas terribles ojeras.


Me vende unas cremas de una línea con nombre científico y “activadoras de la juventud”. Me regala también un sérum que se ve que es la bomba y tiene un premio, algo así como el Oscar al anti-arrugas del año.


Salgo del Corte Inglés convencida en que voy a ser la mujer más aplicada sobre la faz de la tierra. Me pondré mis sérums cada 2 horas y recuperaré el tiempo perdido. Antes de que acabe el año, será imposible saber si tengo 31 o 31 y medio.


Al llegar a casa miro en internet remedios más plebeyos y naturales, por eso de complementar el tratamiento químico. Pone que aplicarse bolsitas de té frías o crema para las hemorroides son mano de santo. Tomo nota y de momento dejo todo el arsenal en el frigorífico.


Plinck-plinck.


Mensajito en el chat de facebook.


Uhm. Es mi nuevo amigo virtual de 23 años aspirante a escritor, algo deprimido porque está sin musa. Muy tierno él.


- Eh, chica, que me tienes abandonaíco. ¿Qué tal estás?


Ahora, mejor pequeño. Mi mente nos traslada a debajo de un edredón. Su cuerpo está tenso y sus besos son lentos y dulces. Me coge de la cintura y me acerca hacia él. Me gusta.


- Ya estoy de vuelta. ¿Qué haces el viernes? Quiero llevarte a cenar y a beber vino tinto. Tengo muchas cosas que contarte.


¿El viernes? Nada interesante. Igual que hoy, que ayer y que mañana.


- Bienvenido. Me encantará ir a cenar contigo y que me expliques cómo es el mundo ahí fuera.


Visualizo la piel de mis piernas, ahora tienen algún que otro agujero, las caderas son algo más redondas y siento a partes iguales un miedo y un deseo exarcebado. ¿Es posible querer a alguien 11 años mayor aunque por dentro tenga 27? ¿Es visible para los hombres que soy una treintañera desesperada? ¿Enrollarse conmigo es como probar un plato caro y raro, algo que sólo se hace una o dos veces en la vida?



Son las 7h de la mañana de un nuevo día y de mi nueva vida con sérum rejuvenecedor.


En vez de con hambre me levanto de la cama con la imperiosa necesidad de escuchar I got you babe.

A las 11h he escuchado 34 veces I got you, he leído el wikipedia de Cher, de Sonny y de Cher & Sonny y he escrito a Youtube para que pongan un botón de loop en sus visores. Luego he desayunado cangrejo picante a la plancha, un café con leche, un salmón ahumado y tengo en el horno unas alitas de pollo.


Tengo ganas de llorar y de que me abracen, pero no puedo llamar a nadie porque he pasado de todo el mundo 1 año entero. Me enrosco en la cama y veo non-stop 6 horas de series malas sólo interrumpidas para poner otra vez la canción. Juro en silencio que volveré a correr y no me esconderé en el sobrepeso. Justo caigo en que tengo las rodillas fatal y que me duelen un montón las lumbares.


Las 14.45h. Paso mi horizontalidad al sofá, que siempre da como más sensación de hogar y como que no haces tanto el vago. Está claro a estas alturas que por la ducha no voy a pasar pero quizás ir hasta el chino de enfrente sería bueno. Estirar las piernas. Notar el aire fresquito en la cara.


Bajo al chino. Sigo con un nudo en la garganta.


Ceno Crunch y Kinder Bueno a partes iguales. Mañana, seguro, dejaré de ser una looser; hoy soy víctima de las hormonas. Según el calendario del iphone faltan 3 días para la regla y este sinvivir parece un castigo de la naturaleza, diseñado para hacerte sentir culpable y mísera por no haber cumplido tu misión en la vida: reproducirte. Cada año que pasa es peor y más doloroso, y joder, está funcionando, hoy tengo ganas de quedarme embarazada de trillizos con tal de no sentir nunca más este vacío existencial.


34.


t-r-e-i-n-t-a-y-c-u-a-t-r-o.


Joder, no quiero imaginarme la regla a los 38. Me da que debe haber una tasa alta de suicidios en esa edad en mujeres solteras.


También tengo la teoría de que a las mujeres que no han sido madres, no están de novias y tampoco con la intención de ser madres tienen muchos más puntos de sufrir un cáncer mortal de pecho.


La gente de veintitantos se queja cuando cumplen años y pone cara de preocupación. “Ay Dios mío, me acerco a los 30”. Pero simplemente repiten lo que oyen, no tienen ni idea de por qué es tan fatídico acercarse a ese número. Nadie les ha contado que su degradación física está a punto de empezar y que el final de la misma se encuentra bajo el suelo. Sus años más bellos han pasado. El momento de posicionarse laboralmente, también. A ellas, su función en la tierra tiene los días contados y encima, su mejor momento, el cénit de su poder de atracción ya ha pasado. De repente, te levantas un día y tienes 34, una ojeras enormes, 6 kilos de más, un sueldo mediocre y la sensación de tener que poner una sonrisa forzada porque lo peor está aún por llegar.



Epílogo

Con mi juvenil amigo fuimos a tomar birras a un bar , hice de hermana mayor, de madre, de coach vital y a la cuarta cerveza, me fui a mi casa.



Canción para no salir nunca más de la cama:

I got you babe.



lunes, 22 de agosto de 2011

La Bridget Jones de la Movida.

No recuerdo la última vez que me puse tejanos. Bueno, MIS tejanos. Ésos que tardé dos meses en escoger después de un arduo casting por todas las tiendas de la ciudad. Una obra de arte hecha en denim de 180€ de la cual debería haber comprado otro modelo dos tallas más grande, porque estoy harta de llevar falda cada día.

Cuando bajo las escaleras para salir a la calle noto cómo se mueve arriba y abajo el volumen de mi tripa.

No sólo no he llegado a la operación bikini, sino que hasta los bañadores me quedan pequeños.

Evito mirarme en un espejo de cuerpo entero.

No me apetece mucho salir de casa.

A las dos de la mañana hace por lo menos dos horas que duermo. Fines de semana incluidos.

Casi un año sin fumar.

8,5 kilos de masa corporal añadida que actúan como una capa de grasa que tiene el súperpoder de hacerte invisible.

Y un aburrimiento supino.

Estos últimos meses he estado “concentrada en mi carrera”.

Hasta la semana pasada.


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La semana pasada decidí que ya estaba harta de aburrirme.

En paralelo también pensé que llevaba 3 meses SIN y que a ese ritmo de inapetencia y desinterés en el género masculino iba a pasar un par de años de NÁ. Dos reflexiones más tarde llegué a la conclusión que no podía ser sano no tener deseo sexual: es contra-evolutivo. Anti-natura. Un ego suicidio. La no-vida.
Seguí por ese camino mental y llegué a un punto esclarecedor, una nueva vía, algo que Fellini ya nos había enseñado películas ah. Que comer da hambre. Dormir da sueño. Follar da ganas de más sexo.

También estos últimos meses he reflexionado sobre estar delgado. En la mierda de comida que hay. En la tendencia que tenemos (tengo) al todo fácil y rápido. Mucha gente delgada que conozco es gente que piensa lo que come. Que tiene energía. Que se respetan. Mastican despacio y tienen moderación con los alimentos.

Ese masticar despacio y esa moderación me llevó a pensar en la ansia. ¿cómo coño masticar despacio si tienes ansia? Por culpa del ansia he bebido, fumado y comido sin control toda mi vida: para llenar ese hueco infernal que parece que te chupe hacia dentro.

Y entonces caí en la solución a todos mis problemas. El camino de vuelta a mis tejanos. El remedio para no implosionar. El antídoto definitivo para la apatía vital.

La panacea.

Chán, chán..

Sudar.

Sí, sudar.

Hacer deporte.

Adelgazar, vaya.

Pura termodinámica. Matemáticas de las de primero, sumas y restas.

En resumidas cuentas si estás gorda es por que quieres. Y si no follas es porque quieres.

Se acabó mirar la vida desde el sofá.

¡Adiós capa de invisibilidad!

¡Hola lujuria!

En el siguiente capítulo de La Bridget Jones de la Movida: “Manos a la obra. De ballena azul a manatí”.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Las braguitas del mes: domingueando




Me chiflan los domingos. Son mi día. Me gusta levantarme no muy pronto pero tampoco tarde, sobre las once. Leer algún artículo del magazine del País, retozar en la cama sola, beber zumo de naranja, luego cerveza si tengo partenaire, y comer algo pequeño y bueno. Y música! En el 2008-2009 los vecinos del piso verde pudieron disfrutar del "efecto Al Green" tanto, que creo que desgasté el disco.
Después de la lectura, vienen los besos, luego algo de comer y quizá, por la tarde, una sesión de cine; en casa, por supuesto.

Post “New Age”


Llevo días, que digo, semanas, pensando en terminar un post sobre lo jodido que está todo, que Barcelona da mucho asco, que aquí no hay futuro, sólo quizá si eres catalán de pura cepa, sino, te has de resignar a trabajos de mierda, de auxiliar, de “corre ve y dile” y en el poco rato libre que te quede, a soñar, no mucho, no muy alto, porque el hostión al despertar, duele. Se iba a titular “Get a life in Carcelona”. “Carcelona” por los sueldos que hay hoy en día, que son lo justo para que puedas comer carne 1 vez a la semana, birras tres, quizá algún taxi pero de ningún modo, emigrar.

El siguiente post mental iba sobre las anestesias del siglo XXI. Rayos catódicos en forma de ficción, telerealidad, radio-tertúlias, azúcar a todas horas, algo de vino, mucha cerveza, alguna gilipollez para leer, linchamiento de marcianos, redes sociales e Internet, mucha Internet. Total, para pasar el día.

No he escrito ninguno de los dos porque he estado pensando, durmiendo y comiendo chocolate en forma de Maltesers para desayunar, comer y cenar. Dos meses. Enteros.

Cuatro kilos, el haber recobrado la habilidad para dormir 12 horas seguidas y que la idea de ducharme me parezca equivalente a ir al gimnasio dispararon las alertas. Pensé “estoy deprimida”. Pero no me sentía triste, ni melancólica. Mis visitas a la una del mediodía a la biblioteca del barrio y la lectura del National Geographic con los viejecitos del lugar me sentaban bien, no mal, así, al menos, salía de casa. La situación era distinta: no estaba triste porque no “estaba”. Ni triste, ni contenta, ni nada. No sentía nada. Nada de nada. Pensé otra vez “bueno, mi cuerpo es sabio, déjemosle que haga lo que quiera”. Y nada, otra semana reduciendo la actividad física al nivel de una ameba.

Así que me fui a la psiquiatra, más que nada porque tenía visita de rutina para dejar la medicación y pensé (de nuevo) en aprovechar a comentárselo a ver qué opinaba ella.

Pues bien, resumiré la hora con 3 frases que me han cambiado la vida este mes:

La primera fue: VÁYASE A LA MIERDA.

La segunda: DEJE DE PENSAR Y VIVA DE UNA VEZ, COÑO.

Y la tercera: ESCOJA, Y SI SE EQUIVOCA, SE JODE, COMO TODO EL MUNDO. DEJE DE ESPERAR EL IDEAL. EL IDEAL NO EXISTE.

Así, de usted y con los tacos.

Me fui de allí pensando que no volvería y que qué maneras. Pero su discurso estaba ya bien inoculado en mi cerebro. Joder, tenía razón. Tanta queja, tanto amebismo, tanta anestesia intravenosa y en forma de post porque estaba muerta de miedo. Aterrorizada por vivir. Por la posibilidad que tenía de escoger una vida, la que quisiera. Pasar de todo era lo mismo que intentar controlarlo todo. Rechazar trabajos u hombres al tuntún a veces era idiota, era por agarrar un ideal imaginario e INEXISTENTE. Buf. Tenía que ecoger. Tengo que decidir. Y mover el culo. Otra vez desde el principio. Me siento como si tuviese que aprender a ir en bici ahora, con 33. De peque aprendes sin darte ni cuenta y ahora, con el arroz pasadísimo y haciendo el crío de nuevo. ¡Mierda!

Conclusión: Get a life, la que te de la gana, pero date cuenta que la estás escogiendo y que es la tuya. Si quieres pasártela en el sofá viendo ficción, guay. Quieres tener una familia, guay también. Ser cantante, bombero, astronauta, peluquera, analista o lo que te de la gana, fenomenal. Haz lo que quieras, pero sobretodo haz algo que te haga vibrar. Algo que te permita ser independiente económicamente. Algo AHORA. Coge lo que tengas y quiérelo, un amigo, un gato, una afición, una manía. Es tuyo, forma parte de tu vida.

Si duermes 12 horas y no sales de casa, te lo digo, yo lo he hecho, estás siendo infantil y aún peor: COBARDE.

sábado, 29 de enero de 2011

Stephen, The King


Desde que estoy en paro me da palo todo.

Porque vivo con alguien que sino, ni me ducharía.

Que nadie se lleve a engaño o sufra por mi: no, no estoy deprimida. Ni desesperada. Ni me aburro. Estoy como esas parejas modernas que no usan ningún método anti-conceptivo y dicen eso de: "si viene bien, pero tampoco lo buscamos". Pues eso. Si me llaman para un curro, guay, pero sino, yo no voy a estar enviando currículums a nadie.

Con la pereza pegada al cerebro casi se me olvida que hace un par de años me dio por emprender la carrera de escritora en ciernes. Me di de plazo 10 años para publicar y me propuse aprender y practicar al máximo. Entre mis asignaturas inventadas tengo el leer manuales de escritura creativa. Y después de más de dos docenas de ellos tengo el placer de presentar el mejor que he leído hasta la fecha:

“Mientras escribo” de Stephen King.

sí, sí, de Stephen-King.

Me da que si algún día publico, será como mucho en el Cosmopolitan. Ahora bien, fijo que me leen miles de lectoras encandiladas que ansiosas, comprarán el siguiente número en busca de más tonterías mías. Porque mis chorradas son 100% verdad. Como las del bueno de Stephen. Supongo que por eso me voy corriendo a leer Carrie y dudo que ni cobrando, me leyera el del último o penúltimo premio Nobel, que por cierto, ¿quién coño es?

El tipo se marca el manual más divertido, adictivo y práctico que ahora mismo existe. Sí, es cierto que los hay con más poética, como el de Ray Bradbury, o encaminados a desatascarte, como el de Julia Cameron, pero este es diferente, porque es útil.

La primera parte va sobre su vida. Una infancia dura y pobre de las de verdad y muchas ganas de hacer algo divertido marcan a un joven Stephen King empeñado en leer ciencia ficción chunga e imitarla. Viene a decir que es vital la práctica y pasártelo bien. Y que oye, para gustos, colores.

La segunda parte la dedica a dar consejos con nombre y apellidos, tan buenos como que por favor, escribas tal como eres tú, con tus palabras, que no te enrolles, que dejes la parte de imaginación que corresponde al lector intacta, es de él no tuya, que no uses adverbios acabados en mente, ni la voz pasiva, que no te drogues y que dejes descansar la primera versión mínimo 6 semanas en un cajón. Para el éxito total da una fórmula: 2ª versión= 1ªversión - 10%.

Da otros consejos que son obvios si ya escribes, pero por si las moscas te los apunto: ten un sitio para escribir sin interrupciones, márcate una rutina de x horas al día y que pases olímpicamente de los cursillos de escritura creativa, que son un pasto de bloqueo creativo.

En la tercera y última parte, explica el accidente que tuvo en 1999. Un desgraciado de la yanquilandia profunda lo atropelló y le rompió la pierna por nueve sitios. La cadera. Cuatro costillas y la rótula de la otra pierna. Casi no lo cuenta. Y es que esto es la vida, y no un ensayo general como decía Wilde. Estás tan ahí en la narración que yo, casi lloro.

Su libro me ha gustado por lo útil pero sobretodo por el retrato que hace de él mismo. Llano y sincero. Transparente. Con sus cosas buenas y sus cosas malas. Tan cercano resulta que dan ganas de llamarlo al acabar el libro y quedar con él para hacer unas birras.

Así que muchas gracias Stephen King. Por dejarme meter en tu vida y hacerme pasar un día estupendo. Gracias también por compartir lo que sabes y explicármelo de un modo tan ameno. Te deseo lo mejor y lo dicho, te debo unas copas.



Otros libros manuales que molan (pero no tanto como este):

Zen en el arte de escribir, de Ray Bradbury

El camino del artista, de Julia Cameron

Por cierto, el "Mientras Escribo" está descatalogado, pero se puede conseguir vía iberlibro.com de Argentina a un precio muy razonable.


domingo, 16 de enero de 2011

Cosas que pasan a partir de los 30


Esto son verdades objetivas, y quién lo niegue, no tiene aún 30 años.

Los 30 no son los nuevos 20. Ni ahora viene lo mejor. A los 30 se acabó el plazo para estar perdido. Hacer el vago. Vivir del cuento. La politoxicomanía tres días a la semana y perder el tiempo sin que sepa mal. Ya no cuela. A partir de los 30 eres un looser si haces eso.

En breve dirás adiós al tabaco. A los porros y al zumo de fruta barato. Es un cambio interior pero sobretodo, físico: tendrás tus primeros lumbagos, un nuevo michelín que ya no te abandonará y un aumento de dioptrías. Dejarás de salir por las noches, y no por dinero, ni madurez ni aburrimiento, no, por dolor del bueno. Lo que antes era un ligero dolor de cabeza al mezclar vino y gin tónic, dará paso a una resaca infernal. Beber una copa de más o mezclar guarradas de marca blanca será equivalente de un dolor de cabeza tan agudo que desearás que te la amputen. Parpadear o respirar será un suplicio durante 12 horas si osas emular a tu yo nocturno en sus mejores épocas.

También se acabó la nicotina. A partir de los 30 sabes que llevas más tiempo inhalando humo que oxígeno. Es el punto de no retorno y hay que escoger un lado de la balanza: ¿cáncer a los 50 o abuelillo que juega al golf hasta los 80? Los dientes negros, las manos amarillas y el aliento a cloaca harán el resto del peso para el balance definitivo.

Pero no todo son malas noticias. A los 30 se folla más. Y mejor. El número de solteras es alarmante, y a esa edad las manías, y sobretodo, el listón, son nulos. Si eres hombre, te pondrás las botas. Si eres mujer, también. Por fin aguantarás mucho, y no temerás en pedir, gemir o repetir. Adiós al pánico escénico. Hola al multiorgasmo!

El dinero y el trabajo también están ahora de tu lado. Aleluyah! A ver, no te engañes: si no has triunfado ya, o lo haces en breve u olvídate. Pasarías a ser “un profesional más” que tampoco está mal, por lo menos no has acabado en un super. Los años son sinónimo de experiencia y los jefes no tienen los huevos de ofrecer nada por menos de 1.500€ a un treintañero/a. Tampoco tú podrías aceptar un sueldo inferior ya que el alquiler, el médico del lumbago, el gimnasio y llevar a cenar a tantas mujeres por ahí requiere unos ingresos mínimos.

Disfrutarás de paz interior porque estás más centrado. Y equilibrado. Es normal, tantos años con uno mismo llevan a conocerse mejor, y como bien es sabido, el roce hace el cariño. Así que por una cuestión de habitualidad, nos queremos cada día más y procuramos darnos lo que necesitamos.

A los 30 se esquivan los imbéciles que da gusto. Por el mismo motivo de antes: experiencia y amor propio.

En resumen: hacer la treintena está bien. Es un buen momento para reflexionar, mirar atrás, adelante, y tomar medidas sobre lo que queremos de la vida con energía y buen humor.

Así que celébralo, por todo lo alto además; piensa que al año siguiente, empieza la carrera hacia los 40.