- Que te apuntes.
- Que no. Eso es de loosers.
- ¡Qué dices!. Estamos en el siglo XXI. Hay que utilizar todos los medios. Yo estoy apuntado.
- Tú eres un salido. Además, vale dinero.
- Te lo pago yo.
- ¡Sí hombre, y que más! Tirarás el dinero. No funcionará, soy más exigente que tú.
- Lo sé. También te redactaré el texto, ya verás. Eso o nos vamos de marcha ahora mismo hasta las 8 de la mañana.
- Vale, me apunto. Pero no me escribirá nadie con lo que voy a pedir.
Al final lo pagué y lo escribí yo.
Aunque un mes más tarde, tengo que reconocer que estoy sorprendida con el asunto este de las páginas de contactos por Internet. Todo y que mi anuncio solicita a un intelectual, científico, humorista, atractivo, seguro-pero-sensible, joven, sin hijos, a unos 20km de mi domicilio y muchas más cualidades, está claro que la esperanza es lo último que se pierde. Cada día me levanto con por lo menos 5 emails de presentación y un par de cartas amor. A cual más original o trabajado. Creo que es lo más parecido que hay a tener fans; Ellos le escriben a su bella postal, yo me envuelvo de bonitas palabras. Y todos tan contentos con nuestras idílicas, lejanas, platónicas, virtuales e inofensivas relaciones epistolares!
Ya lo estoy viendo, pronto tendremos nuestro novio del Messenger, un rollo en el meetic, coqueteos con varios en el Factbook y sexo exclusivo con un artefacto parlante.
Viva el siglo XVIII en el XXI. Viva.
Nota: Queridos Henry y Rubia Preciosa, que sepais que empiezo ya mis pinitos en la ficción, así que espero no os moleste que coja hechos o anécdotas reales y las transforme en pos de la dramatúrgia.