Lo que viene a continuación es un texto que pretende exponer una reducción sumamente simplista, falta de matices y de opinión muy subjetiva sobre el lugar que ocupa la mujer en el mundo.
Empiezo:
Mi vida sentimental se caracteriza por haber sido un desastre, en mi haber tengo de todo: relaciones de 3 semanas, de dos meses y de 3 años, lloros a tutiplén, desplantes, caprichos, encuentros con imbéciles y con sumamente imbéciles, momentos de turbolover, pérdida de papeles…en resumen, he sufrido mucho más que no pasármelo bien.
Durante años he creído que existía alguien, tipo hermana mayor que nunca tuve reencarnada en mentor mágico, que sabía la verdad y que tenía un tipo de información que a mi no me había sido revelada por ves a saber qué injusticia cósmica. Venga a buscar, a preguntar, a imitar y claro, a fracasar otra vez.
Hasta que un día que dejé de mirarme el ombligo y se obró el milagro. Al ver el contexto en el que juego mi partida de la vida, me di cuenta que hay de todo, gente que la va medio bien, gente que le va genial y la gran mayoría, gente que no le va bien y que están como yo: algo despistados y sufriendo un poco gratuitamente.
Bien, pues ahí va mi descubrimiento vital ¡a visualizar!
El mundo es un mercado lleno de diferentes puestos. Como en cualquier mercado, hay compradores y producto. Pues bien, el intercambio genético para la supervivencia del ser humano, tiene lugar en una carnicería. Como mujer, has de pensar que tu sitio está en el escaparate, y pensar muy bien qué tipo de carne eres. Para ello hay que valorar qué precio y calidad tiene una y por lo tanto, a que comprador se dirige. ¿eres unas alitas de pollo? ¿eres un pinchito adobado? ¿una hamburguesa de Galicia? ¿o un solomillo de ternera? Piénsalo bien. Según el día y la situación, puedes cambiar de producto, pero no esperes que alguien que sólo compra frankfurts aprecie una carne argentina, y lo más importante, no te vendas por menos de lo que vales. Nunca.
En plan mantra sería: tú eres la carne, ellos los compradores, de ti depende dónde y a cuanto te vendes.
Y en plan vasto: no está hecha la miel para la boca del asno.
Yo me declaro Steak Tartar con días de buey a la piedra.
Epílogo.
Muchos buscan un manual de instrucciones para la vida, muchos más, uno para ligar. Existen, pero no sirven de nada. Hay que experimentarlo por uno mismo.