Rubia preciosa explicó una de las historias más crueles que he oído sobre el amor infantil.
A los siete años, ella, criatura salvaje que corría feliz por el campo, fue solicitada como novia por un niño de su clase. Pau. Alto, inteligente, guapo, mayor que ella. De 7 años y medio ya. Rubia Preciosa se sintió elevada en el firmamento de las escogidas, ella, cenicienta sucia y proletaria. Un honor y una felicidad indescriptible llenaron su tierno corazón, y sonrojada, le dijo que claro, que sería su novia.
Esa tarde, cuando los mayores les vieron juntos en el patio, recriminaron a Pau por ir con la rara de la escuela. Pau entonces le dijo a R.P. que serían novios en secreto, que al día siguiente cortaría con ella en la hora del recreo, cuando más gente había, pero que le guiñaría un ojo, para que supiese que era falso, que en realidad el suyo era un amor secreto.
Al día siguiente tal como dispuso Pau, cortó con ella en el patio, y cuando ella le guiñó el ojo, le ratificó que no, que iba en serio y que no le hiciese señas extrañas.
Ese fue el primer momento que Rubia Preciosa experimentó la humillación por amor, y la lección, le quedó bien grabada.
Ay, el Amor.
L’amourrrrrrrr… Hacer cucharilla por las noches. Los besos por la mañana. Cogerse de la mano. Acariciar. Que te acaricien. Dar. Recibir. Sentir. Ser. Hacer. Querer. Amar.
17 millones de usuarios en el Badoo esperan encontrar sexo.
349 millones del Meetic, su media naranja.
Seiscientos años de filósofos rompiéndose la cabeza con el tema.
Miles de litros de lágrimas.
Movimientos artísticos.
Novelas.
Películas.
Miles de euros gastados en celebrar uniones.
El creador de Chocolat Fudge de Ben & Jerry’s, forrado.
Suicidios.
Arrebatos.
Locura.
Prozac.
Nacimientos de nuevos seres.
¿Por qué no me enamoro? Se pregunta a veces Rubia Preciosa conmigo delante.
Pues bien, preciosa mía, yo creo que es porque eres una de las personas más lúcidas que conozco. Esto raro del amor es algo así como entrar dentro de una película. De hecho, es como la escena del puente de Indiana Jones y la última cruzada. ¿Te acuerdas? El papá de Indie, Sean Connery, está fatal, a punto de morir, y sólo el cáliz que convierte en inmortal a quién lo bebe puede salvarlo. Indie va a buscarlo, pero para llegar a él tiene que atravesar un precipicio que sólo se puede salvar con fe. Me explico: su padre le ha explicado en el primer acto que sí existe un puente, sólo que no se ve, y que para pasar al otro lado tiene que creer de verdad que existe ese puente. Si hace el intento y no se lo cree, caerá en el abismo. Pues con el amor igual! Hay un puente invisible, y tú quieres pasar al otro lado, te da que hay premio seguro, uno gordo, pero oh, cuidado, para pasar hay que tener fe, mucha fe en la persona que te dice que seguro que no caerás. Tú miras abajo y te estremeces, porque no se ve el final del precipicio. “Está loco”, piensas, y eso te salva de la hostia letal que es tener fe en alguien que ni siquiera te ha pedido que cruces. Pides pruebas de confianza para tener ese acto de altruismo. Normal, estamos hablando de lanzarse al vacío. No hay vuelta atrás en ese salto. Es lógico que te lo pienses dos veces antes de tirarte.
La gente está loca. Y desesperada por no estar sola. Y eso crea mucha confusión con el lenguaje, y autoengaños por la cara. Él dice “son las tres menos cuarto” y ella se tira de cabeza al puente. ¡¡Plafff!! Tres costillas y el ventrículo izquierdo hecho trizas. “Pero si ha dicho que me quiere todo el rato, no entiendo nada”. Y al revés también. Da igual que seas pobre, rico, americano o de Vanuatu. El mundo está lleno de extremistas emocionales: Masoquistas. Inconscientes. Inmaduros. Y así nos va, o nos ha ido a algunos durante un tiempo.
Tú, mi amor, estás protegida desde los siete años por la cordura. Y menos mal.
Indiana Jones y la última cruzada.
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