sábado, 11 de diciembre de 2010

Cosas que nunca pensé que comería y que ahora alucino que haya pasado tantos años sin ellas.


Este podría ser un post sobre sexo. Pero no. Va sobre comida.


Mi vida se ha regido por el blanco o el negro. Por el todo o nada. Por el amor más exagerado o la indiferencia absoluta. Y con la comida, claro, no iba a ser menos. El tener dos personas contrarias dentro de una misma despista mucho a los conocidos. Un realizador con el que haya trabajado en época de nervios, delgadez y descontrol me recordará como alguien capaz de pasar dos días con un conglomerado de crispis de chocolate y varias cervezas como único sustento. Otro con el que hayamos compartido una producción más tranquila, sabrá cómo me las gasto en los restaurantes. Conozco los platos, los chefs, las escuelas de cocina de la zona y hasta puedo describir los diferentes matices de un plato del Noti. Y eso que fumo y dicen que la nicotina atrofia el gusto, además del olfato. Bueno, quizás he exagerado un poco, pero vamos, por ahí va. Soy tan repelente con la comida que de pequeña me llevaba una pasta concreta si iba a pasar el fin de semana a casa de una amiga por si su madre hacía sopa. Pero eso tiene tanta miga que merece una explicación aparte. Ahora bien, también podría comerme a un compañero sin problemas en caso de accidente aéreo rollo Viven.

Lo único que no me gusta es el queso. Me encanta su textura, a nivel visual, la delicadeza con que se come, que en Francia los adoren, que la pizza sea quizás, la comida más cool y romántica sobre la faz de la tierra, la sencillez perfecta de un sandwitch bikini y la nata, tan sexy. Pero no puedo con su olor, y eso me ha hecho rechazar otros alimentos que guarden cualquier parecido con los lácteos durante décadas.

Por suerte, hubo tres momentos clave en mi vida, que por casualidad, como en los grandes descubrimientos, abrieron las puertas de mi estrecho cerebro.

1.- El primer descubrimiento vital sucedió en una playa de Formentera hace 5 años. En esos entonces estaba con la única persona suficientemente interesada en los misterios del mundo como para ser mi pareja, y lo único que había para comer a muchos kilómetros a la redonda, eran bocadillos de aguacate. Por desgracia nací con hambre, mucha hambre, así que sólo le costó un par de horas convencerme que eso verde era una hortaliza y que aunque de aspecto cremoso, no contenía ningún lácteo. Todavía no sé si me alegro o no del hallazgo. Dios. El aguacate. La perfección hecha ¿verdura? ¿fruta? Qué más da. El caso es que crece en árboles, es natural, es suave, se deshace en la boca y combina con todo.

El aguacate desde entonces ha pasado a ser mi top one en hortalizas.*

2.- Años más tarde, a mis 30, vino a Barcelona una buena amiga que había vivido mucho tiempo en Francia. Su paladar, digno de mi confianza, me hizo probar su plato preferido. Y cómo no iba a hacerlo, después de ir al Mercado de la Boquería, hablar con los tenderos, llamar a un amigo cocinero francés y que preparase lo que iba a desterrar, para siempre, al chocolate consolador. El foie. Fuuuuuuuá. Otra sorpresa y otra bofetada a mis prejuicios imaginarios sobre los alimentos con aspecto cremoso o blanditos, susceptibles de contener lácteos. El foie es… es... es lo más. Huele único, como el perfume a puta de lujo francesa que usa Rubia Preciosa en su habitación. Sabe a algo por lo que merece muy en serio estar viva. Y compartirlo es erótico, aunque no sé si los otros comensales experimentan un placer parecido porque estoy muy concentrada en lo que siento yo.

Lo malo del foie es que engancha. Lo bueno es que las reuniones de trabajo con Cicatriz que son semanales y constan de foie con vino, no se las salta ni dios.

A día de hoy, también he de decir, que Rubia Preciosa y yo estamos a un paso de ir directas al infierno de los patos.

3.- El último descubrimiento fue hace nada, apenas un mes. Trabajando por amor al arte en un proyecto de cine, mi buena acción fue recompensada en forma de cuarenta y dos kilos de puro talento a sumar en mis equipos de rodaje. Descubrir y fichar cracks, me encanta.

Super Ayudante de Dirección es la mesura hecha mujer. Es coherente con sus principios y entre ellos están el ser perfecta en su trabajo y comer de manera sana. Sanísima y vegetariana estricta además. Mi instinto explorador hizo que mantuviese a raya las críticas por estar tan delgada o por no emborracharse y un día, la invité a cenar a su sitio preferido. Por agradecimiento y porque quería sentir ese equilibrio dentro de mí. Me llevó a un sitio que se llamaba "l'Hortet”, traducido, "La huertecilla". Situado en el centro canalla de la ciudad tenía un servicio y un público femenino de aspecto medio lesbiana, medio recepcionista, medio soy de pueblo. Después de tres cuartos de hora, me decanté por un plato de verduras ecológicas con fideos de nosedónde y tofu. No era mi primer encuentro con el tema tofu. Lo había visto flotar , molestando, en la sopa miso. Sabía a lo que me enfrentaba: cuadraditos blancos, blanditos, y llamados (por algo sería) el queso japonés. Pues nada, pensé, lo aparto y listos.

- Tienes que probarlo. Es blablabla y lleva blablabla. Te juro que no sabe a queso. Es soja concentrada.

Uf. Venga, vamos allá. Si ella lo dice, yo lo pruebo.

Y el local de lesbianas recepcionistas de pueblo cambió. Era un local de sabias. El tofu ahumado de las verduras era salud y ellas sus acólitas. Nunca una comida me sentó tan bien.

Cada vez que descubro algo nuevo que me entusiasma pienso en todo lo que todavía me queda por conocer y me alegra mucho. Me voy feliz a dormir. Mucho más que cuando aprendo algo nuevo sobre mi MacBook.


*sé que el aguacate es una fruta. Era una licencia "artística".









1 comentario:

nuneta82 dijo...

Estheeeeeeeer!!!!!!
Per què em fas riure fins a perdre el control??? No m'ho facis això!!! Jo mai haig de perdre el control!!!
Aquests 42 kilos de pes tan sans que tinc et diuen que només puc discrepar amb una cosa: el foie!!! Com tu dius, sóc coherent amb els meus principis (o ho intento), així que no podré estar mai d'acord amb tu amb el tema foie!!!
Ara bé, que l'alvocat és un gran descobriment sí, afirmatiu sí!!! Jo el vaig descobrir també de gran degut als prejudicis i a les meves manies com tu a les textures dels aliments però, gràcies al meu meravellós dietista, vaig introduir aquesta fruita (perquè és una fruita)als meus àpats passats els 26 anys!
I t'haig de reconèixer que quan tenia 13 anys i la meva mare em va posar el tofu al plat (sense haver-lo ni passat per la paella!) també vaig sortir corrents i li vaig dir que era igual, que ja em menjava els seus espaguettis bolonyesa!!
Per sort, les persones evolucionem, donem segones oportunitats, ens treiem els prejudicis... i ara tu et fas fan de L'Hortet i el seu tofu, i la meva mare i jo som vegetarianes i mengem espaguettis d'espelta amb tofu fumat!!!!!
T'estimu jefa!!!!!