jueves, 12 de agosto de 2010

Esther contra Los ladrones del tiempo

No es cosa mía, lo de “el tiempo es oro” es un proverbio centenario, “cada día queda menos” otro, y el listo de Einstein también sabía de qué iba el tema: “el tiempo es relativo” declaró.

El tiempo, es relativo a cada cual. Como el dinero. Yo soy muy peculiar para ambas cosas, tirando a generosa, pero coincido en ambos términos, en que no soporto que me digan cómo gastarlo.

Ya desde pequeñita que apuntaba maneras en organización y eficiencia: con veinte duros semanales ahorraba, y nunca hacia las cosas con prisas, todo tenía cabida. Con la edad, y sobretodo, con la práctica de la producción cinematográfica, donde hay que dominar la gestión de los recursos, divididos en la semanas de rodaje para ajustarse a un presupuesto, dicha habilidad se desarrolló a un nivel profesional, y ahora puedo calcular que tarda cualquier persona en hacer algo con la rapidez que Dustin Hoffman contaba palillos en el suelo. (Rain Man, 1988).

Es lo que hay.

Por eso, a través de la observación minuciosa de años, he detectado a unos maleantes, que sutilmente, roban el tiempo de los que están desprevenidos. Como a mí antes.

Son Los ladrones del tiempo. Unos profesionales de guante blanco complicadísimos de desenmascarar. Usan técnicas emocionales avanzadas, perseveración y falsos estados de ánimo para manipularnos a su favor. Dan mucha rabia, por eso los he catalogado, para que no nos dejemos robar ni un segundo más porque en el fondo, es puro egoísmo.

Tipología

1.- El Novio/a Ladrón.

Situación-> Una vez todo va bien y estás en una relación estable, la otra persona decide puede planificar el tiempo por los dos. O trabajas toda la semana y te encuentras que el finde está repleto de compromisos. Surgen recados en los que no pintas nada pero has de ir. Y lo peor de todo: cuando empiezas a recibir llamadas reclamándote a última hora del día para “hacer algo”, ahí ya se da por hecho que no tienes autonomía propia, eres un complemento de alguien para que no se sienta solo/a.

Hay un caso típico que resume todo lo anterior: cuando el novio/a en cuestión se “apalanca” en tu casa y espera que vuelvas para “entretenerle” y hacer de anfitriona. Como si estuviese de vacaciones y tuviese cero autonomía. Tremendo.

2.- El Rock’n’roll Star Ladrón.

Este tipo es común también entre parejas. El maleante en questión tiene una autoestima encomiable y un sentido de que su persona es lo más importante sobre la faz de la tierra. El Rock’n’roll Star Ladrón pretende que adaptes tu vida a sus horarios y apetencias.

3.- El Colega Ladrón.

Esta persona decide por ambos cuando y cómo se van a desarrollar vuestros encuentros. Debería ser un acto fluido y en comunión, pero puedes encuentrarte con casos como el de la amiga que llama para rellenar huecos: <> No. Por supuesto que no. Para empezar, media hora es insuficiente para “ver” a alguien y tener una experiencia común, y para seguir, es insultante que alguien que aprecias intente usarte de relleno entre la manicura y la cena. Este es un ejemplo de egoísmo individual, y que cada cual ponga la línea donde quiera.

4.- El Jefe Ladrón.

Si me contratas para hacer un trabajo yo me hago mi horario. Nada de 40 horas por norma y si terminas antes te quedas a calentar una silla. ¿Qué estamos, en la Seat haciendo ensamblajes? No way. Yo produzco, gestiono, redacto y grabo lo que haga falta, negociemos el cómo. Ya es suficientemente esclavo el sistema como para añadirle aburrimiento. Además el aburrimiento engorda y genera estrés también.

Epílogo

Cada uno tiene su manera de hacer las cosas y su tempo. Obligarte a hacerlas de otro modo es como dar la opinión como no te la han pedido: innecesario. De hecho a la única persona que le permites que te organice un poco tu tiempo es a tu madre: si ella necesita que AHORA se doblen las sábanas, AHORA es el mejor momento. Se puede cambiar doblar sábanas por hablar por teléfono, ir a comer, recoger no sé qué o lo que ella diga. Pero anda que no da rabia. Por eso, algunos, hace años que nos fuimos a buscar nuestra propia indepencia.



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