jueves, 5 de agosto de 2010

Ops… I did it again.

Agosto, una noche cualquiera.

Un conocido solicita mi compañía o amenaza con cortarse las venas por aburrimiento total. He dormido 14 horas, así que me parece que podré aguantar hasta más allá de medianoche sin problemas. Le digo que ok.

En los siguientes 20 minutos me llaman otras personas con idénticos síntomas. Decido juntarlas a todas y ver si entre todos levantamos la semana. Una amiga trae a un chico alto, fuerte y con cara de bueno.

Empezamos la velada en un bar de mierda por lo pequeño, lento y sucio pero a todos nos parece estupendo y nos quedamos a cenar. En buena compañía lo de menos es el sitio. Hablamos de si es mejor usar el congelador o la crema Nivea para ablandar los zapatos de cuero con tacón, de la importancia de separar la ropa por colores en la lavadora y luego damos un extenso repaso a técnicas variopintas para quitar manchas de la ropa. Yo escucho, muy atenta. Decidimos inagurar unas jornadas gastronómicas que se llamaran “Hambre”, habrá que llevar un plato hecho por uno mismo y el mejor tendrá un diente de oro de premio.

Al cabo de 1 hora y media nos traen una alitas de pollo con salsa de cocacola y lasaña con mucho queso. Llevo media botella de vino tinto. El Chico Alto y Fuerte me cuenta que no entiende porque hay que entrar en un juego de seducción antes de acostarse con alguien. Yo escucho y le dejo muy claro que creo vital no follar en la primera (ni segunda cita) y que ni en broma voy a perder el tiempo con ningún fraguel más. Le suelto unos diez minutos más de rollo “no pienso bajar la barrera en años, antes me meto en un convento”. Él contraataca con que cocina de maravilla y que le encanta limpiar. Eso me deja bastante impresionada pero no digo ni pío. He aprendido que es mejor no mostrar las emociones al enemigo.

Nos encontramos todos en la calle, vamos a algún otro sitio irrelevante a tomar algo. Aunque no se conocían, se les ve muy a gusto. Parecemos una panda bien avenida. Chico Alto y Fuerte me coge una ramita de jazmín que sobresale de una verja en el camino. Esta cursilería me ha encantado. Me la pongo en el pelo.

En el nuevo sitio irrelevante nos bebemos un mojito. A medida que el contenido fresco y ácido de la bebida disminuye de la copa noto como el lado oscuro aflora. La transformación tendrá lugar en cuestión de segundos.

Los ojos me brillan, tengo calor y el tacto de un brazo gigantesco ahora me parece necesario. No entiendo como no llevo una hora frotándome contra esos bíceps gigantescos. Mi discurso guerrillero se va directo a algún lugar recóndito del hemisferio izquierdo.

Por corte me encuentro sentada un bar musical. Cerca de la barra. Estoy tan borracha que no distingo la música. No tengo ni idea de qué estamos hablando, pero juraría que me lo paso bien.

- Eres preciosa.

- Quiero comerte el coño toda la noche.

Me giro para ver la cara del poeta que susurra en mi oreja. Es un chico, más joven que yo. Es muy mi tipo: pelo ondulado, delgado, atractivo, sonrisa de malo y con una seguridad en sí mismo pasmosa. Le sonrío y sigo atendiendo la conversación de mis amigos.

- Haré lo que tú quieras para que vengas conmigo esta noche.

- Adoro cómo te huele el pelo a jazmín.

- Te desnudaré y …(jadeos en mi oído derecho; vocablos inteligibles).

Nos damos un beso con lengua, resulta ser uno de esos con passion & rocknroll. Hay química, y mucho alcohol. Mi cuerpo se pone en tensión y mis hormonas aúllan. Quiero más y lo quiero ya. Raudo y veloz el hemisferio izquierdo interviene y le suelta la versión extra-reducida: no vamos a ir a follar porque quiero tener un hijo, le digo convencida.

Desconocido Atractivo me mira, me dice que todavía no tenía en mente ser padre, pero que gracias por decírselo, que le parece estupendo, que podría llegar a planteárselo conmigo porque bla bla bla y que por el momento se irá a no se dónde. Nos despedimos para siempre con un beso de película.

En realidad nuestro encuentro ha sido más largo y su discurso muy explícito y completo, pero he decidido resumirlo.

Mis amigos me miran estupefactos. Chico Grande y Alto no da crédito. Le cuento que un beso sí vale, lo que no vale es sexo. Parece que cuela. Nos vamos de allí. Hago pis en una acera y una vecina me graba y me dice que lo va a colgar en youtube. Rezo porque tenga cierta gracia componiendo y porque no se me vea gorda. Me largo para mi casa. Por el camino hablo conmigo misma y mi dignidad. Por supuesto que en ese estado no podría ni haberme bajado las bragas, pero a mí misma no me puedo engañar: he sentido la llamada de la selva. Electricidad. Mierda, la fiera se ha despertado.

Ya puedo ponerme una cruz en el cuello, no beber, engordar, buscar el equilibrio, encerrarme en mi casa, repetir como un mantra que voy a ser una chica decente, que muy en el fondo, sé, que lo salvaje es lo que más me gusta.








2 comentarios:

Anónimo dijo...

uauauauaaaa
qué bé m'ho he passat !!!! Estrelllita, que vingui Deu i et posi al lloc de Carrie Bratshow underground que et mereixes. urrraaa

no sé perque no te'n vas anar a pasar-t'ho bé i fer el salvatge mb el noi que et volia menjar el cony. Ho entendria per motius poétics, ja que poder soltar per la boca un " no vamos a ir a follar porque quiero tener un hijo" hem sembla alta comedia impagable. pero, conyo, vaya ganes de ser un policia de tu mateixa. Sembla que busquis un "controlador" a tot el que fas, un controlador que mai està dacord amb el que et surt del cony fer. I es la teva segona veu. pero li dones el micro i li deixes que mani. proba de callar un rato i fer el salvatge!!!! I que l'endemà tampoc vingui el policia a dir-te tonteries demolidores d'amor propi eh! No more police. Anarquia a estrellitalandia for one month. please.

R.P.

Anónimo dijo...

carinyu, ho veig claríssim: has d'escriure un còmic. sobre les teves peripècies i reflexions de la vida moderna. èxit fulminant. hem de trobar a un bon il·lustrador que et faci justícia. posa't a escriure vineyetes ja.
i love you