jueves, 14 de octubre de 2010

Hijos del zapping


Soy una chica complicada, y con el pelo, no iba a ser distinto. Como con tantas otras cosas, hago un riguroso casting y una vez encuentro al mejor, no lo suelto. Los que me conocen bien lo saben y por eso van al mismo mecánico, al mismo dentista, al mismo japonés, al mismo gestor,.. al mismo de todo.

Hoy he ido a la peluquería, para sentirme otra vez como una actriz de cine negro gracias a las manos de Fess.

A Fess lo descubrí por casualidad al acompañar a un amigo a cortarse el pelo en un sitio para guiris. Acababa de llegar de Dubai para quedarse a vivir en Barcelona, por amor, y aunque se dedicaba a la moda había fichado por ese local de barrio.

Desde entonces ir a la peluquería es un placer. En sus manos soy una diosa, y él, mi creador.

Hoy Fess estaba soñador. Me ha dicho que se largaba en un mes a vivir a Londres. Bueno, he pensado, no está tan lejos. Iré cada tres meses. Pero no, piensa ir a allí a hacer dinero y luego quiere hacer dirección artística un año. En cuanto termine ese año su idea es mudarse a Hawaii a terminar su formación como submarinista (que no se él, pero tengo la misma certificación y no sabría volver sola ni a la superficie) y una vez fuese submarinista profesional, su idea es mudarse al sur de Tailandia donde unos amigos tienen un hotel. Allí sería guía y fotógrafo submarino.

Lo iba mirando mientras soñaba despierto y pensaba en qué momento se daría cuenta de que tenía un don con las mujeres muy cotizado y que oler a neopreno todo el día no compensaba nada, aunque fuese viviendo en el océano índico. Yo ya había hecho ese viaje mental antes. En mi caso era en el Sinaí y luego ya se vería.

- ¿Cuanto tiempo llevas aquí trabajando Fess?

- A year and eight months sweetie.

- ¿What do you think of local men?

- Very boring here darling.

Claro. Todo cuadraba. ¿Quién era yo para poner en duda sus fantasías teniendo esa edad cuando a mi me pasaba lo mismo? A los tres meses ya me sale el proyecto de turno por las orejas, y al año y medio tengo tal depre que lo mejor que puede pasarme es que me despidan. He sido productora, jefa de producción, reportera, redactora, científica amateur, viajera incansable y ahora ayudante de dirección. Y si mañana surgiese algo nuevo muy interesante para allí que me lanzaba.

Un año y ocho meses en el mismo trabajo es una eternidad.

El invierno sin amor, un suplicio.

Me acuerdo hace años que nos quejábamos de que no teníamos nada por lo que luchar. Ahora los tiempos han cambiado. O no sé si antes también pasaba y es algo que sólo notas sobre los 30. Quizás el reinventarse es necesario para los gays y para las mujeres sin hijos. Yo que sé. A lo mejor como el curro que hay no es para volverse loco, pues también se hace necesario ir variando. No lo sé.

Lo que si sé es que no voy a aceptar un trabajo fijo ahora mismo. Que la idea del libro sobre cineastas de ahora coge forma. Que me largo a Berlín a ver a Anaïs. Y luego a Madrid a trabajar. Que todo es posible. Que cuando me lavan el pelo se me activa el lado derecho del cerebro. Y que somos hijos del zapping.

Así que gracias Fess, por tantas revelaciones. Ha sido un placer conocerte. Si aprendes castellano y lees esto, déjate de hostias submarinas, lárgate de aquí y si necesitas pasta para abrir una peluquería, avísame, que haremos negocios.

No hay comentarios: