sábado, 2 de octubre de 2010

La desesperación se ve en la mirada y se huele en la distancia

Me resulta desconcertante que la misma persona que cree a pies juntillas y que escribió ¿llamo o no llamo? o La Carnicería, sucumba a la primera de cambio en tres infracciones seguidas: llamar, volver a llamar e insistir. Muy fuerte. Es como si a un profesor de matemáticas se le olvidasen las tablas de multiplicar.

Como excusa, sólo llego a las hormonas. Si hubiese un doctor en la sala, especialista en psicología a ser posible, seguro que nos lo podría explicar con mejores razonamientos, mientras llega, ahí voy.

Dentro del amplísimo abanico de personalidades que existen, me voy a centrar en tres que valen para ambos géneros, aunque sólo voy a tratar el femenino: las que tienen la autoestima alta, las que no y las que gozan de un autocontrol de karateka de élite.

Las mujeres que tienen una autoestima alta actúan como una onda. Tú vas y tiras la piedrecita, y según qué tires y cómo, responden. No hay piedrecita, tabula rasa en el agua. Rubia Preciosa es así. Yo a veces, también soy así. Que te seduzcan es muy sexy. El interés en ti de un hombre puede despertar el tuyo y si quiere, incrementarlo.

Este primer grupo, sólo piensa en sexo y amor con piedrecitas interesantes.

Las mujeres con una autoestima menos alta son ondas y en vez de piedrecitas, ladrillos. Esto es porque también desean sexo y amor pero no piensan. La falta de autoestima bloquea las hormonas y hace que actúen de un modo impulsivo sin tener en cuenta el ritmo interno de los acontecimientos. Empiezan la partida de ajedrez, y al tercer movimiento, les hacen jaque mate.

Este grupo me fascina por la pasión y la entrega, aunque desgraciadamente, al posicionarse como marionetas, muchas veces, fracasen.

El tercer grupo quiere lo mismo que los otros dos: sexo y amor con piedrecitas interesantes. Este grupo es el que más mola, porque sienten como el dos pero controlan como el uno. Aquí el amor propio y el orgullo hacen de defensas infranqueables, y con la práctica, llegan a ser el uno.

Aunque estaría bien no teorizar frívolamente con estos temas.

También estaría bien que querer formar una familia con alguien especial no estuviese tan mal visto.

2 comentarios:

Henry Write dijo...

Mientras la piedrecita no te dé en la cabeza....

Anónimo dijo...

Me gusta la última frase.
Voto por ella