Enterrar a alguien. Ese es el término que usa la dra. Saéz. Yo creo que todavía no he sido capaz de enterrar a nadie. Me sigo acordando de varios, por no decir de todos. Los hecho de menos de una manera que hay domingos, como éste, que ahogo un grito profundo. Se me queda en el estómago y en la comisura de los ojos. Los imploro mentalmente, no me dejo llamarlos de otra manera porque no tiene sentido ir hacia atrás.
Tengo idénticas emociones hacia mujeres a las que he querido.
Mi amor no se destruye, se va apilando en algún sitio, bien planchado y doblado.
Me dejo remover de esta manera hasta el final, como si fuese una de las bajadas pronunciadas de una montaña rusa, porque sé que luego viene la calma y más tarde, otra vez la diversión.
2 comentarios:
jo no podria haver expresat millor el mateix sentiment en mi mateixa...
cada dia escrius millor? o es que ya no et censures algunes coses? jaja
petons desde la selva, again...
Yo creo que sí que los enterramos, lo que a veces, sobretodo los domingos, resucitan, y junto a la melancólica sensación de que "...cualquier tiempo pasado fue mejor", pues ya la hemos liado.
Está bien que no se destruya el amor, te debería preocupar que se apilara el odio.
Felicidades por el blog. Además de bien escrito, engancha :)
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