Ay, el tiempo.
Mi último recuerdo de cuando el tiempo aún iba despacio se remonta a la escuela. Ese día escribía la fecha en el extremo superior derecho en una hoja cuadriculada. Era el año 1989. Desde entonces, hasta ayer, no se qué ha pasado, pero todo ha ido muy deprisa.
Miro mi piso. Un cuadrado verde de 37 metros. Está todo igual que cuando llegué. De hecho, me dije: bueno, será de paso, está lejos del centro y odio vivir sola, así que será sólo por unos meses. Han pasado 6 años.
Me levanto un martes con un ligero dolor de cabeza, fruto de la noche anterior, y ya no me sorprendo. Ni me regaño. Otra vez con resaca entre semana. La diferencia es que Gloria tiene un hijo, Sandra dos, Leo una empresa y mi ex novio acaba de hacer un largometraje de ciencia ficción.
Lo bueno de hacerte mayor es que ganas en sentido del humor y en realismo. Lo malo, es que empiezas a darte cuenta de que hay un reloj marcha atrás. Cada día queda menos.
La postura no histérica es dejarte llevar y sorprender, teniendo en cuenta que todo no va a poder ser. Pero esa postura es como cuando hacían las fotos para la orla de COU y el imbécil del fotógrafo de bodas que habían contratado te cogía por el cuello, te ponía en una posición extrañísima y te decía: estáte natural, así, sin moverte. Sólo tienes una oportunidad y quieres salir lo mejor posible, así que cambias las ganas de asesinar por tu mejor sonrisa.
Ya no vale la pena guardarse nada. El presente y el futuro se dan la mano hoy en la puerta de casa. Momento de enseñar las cartas.
Los gurús dicen que imaginar es poder, mi psiquiatra que del suelo no voy a pasar, y que ya es hora de volar. La cultura popular, lo traduce en "quién no llora, no mama".
Así que lo voy a verbalizar, bueno, a escribir:
Quiero una vida llena de emociones fuertes a nivel laboral y sentimental. Creativa y movida. Como la vida de alguien de 80 años pero en flashfoward. Arriesgada, sin miedo, con risas y amigos.
"Esto no es un ensayo general, señores, esto es la vida" Oscar Wilde
Miro mi piso. Un cuadrado verde de 37 metros. Está todo igual que cuando llegué. De hecho, me dije: bueno, será de paso, está lejos del centro y odio vivir sola, así que será sólo por unos meses. Han pasado 6 años.
Me levanto un martes con un ligero dolor de cabeza, fruto de la noche anterior, y ya no me sorprendo. Ni me regaño. Otra vez con resaca entre semana. La diferencia es que Gloria tiene un hijo, Sandra dos, Leo una empresa y mi ex novio acaba de hacer un largometraje de ciencia ficción.
Lo bueno de hacerte mayor es que ganas en sentido del humor y en realismo. Lo malo, es que empiezas a darte cuenta de que hay un reloj marcha atrás. Cada día queda menos.
La postura no histérica es dejarte llevar y sorprender, teniendo en cuenta que todo no va a poder ser. Pero esa postura es como cuando hacían las fotos para la orla de COU y el imbécil del fotógrafo de bodas que habían contratado te cogía por el cuello, te ponía en una posición extrañísima y te decía: estáte natural, así, sin moverte. Sólo tienes una oportunidad y quieres salir lo mejor posible, así que cambias las ganas de asesinar por tu mejor sonrisa.
Ya no vale la pena guardarse nada. El presente y el futuro se dan la mano hoy en la puerta de casa. Momento de enseñar las cartas.
Los gurús dicen que imaginar es poder, mi psiquiatra que del suelo no voy a pasar, y que ya es hora de volar. La cultura popular, lo traduce en "quién no llora, no mama".
Así que lo voy a verbalizar, bueno, a escribir:
Quiero una vida llena de emociones fuertes a nivel laboral y sentimental. Creativa y movida. Como la vida de alguien de 80 años pero en flashfoward. Arriesgada, sin miedo, con risas y amigos.
"Esto no es un ensayo general, señores, esto es la vida" Oscar Wilde
3 comentarios:
veo tus cartas
y me encantan
juguemos
no hay nada que perder, y mucho que ganar
No crees que hoy dia, se sobrevaloran las emociones fuertes ?
No esta el camino hacia la felicidad en deleitarnos de los pequeños placeres que nos brinda la vida ?
Con emociones fuertes me refiero a escoger lo que quiero en vez de acomodarme. Asumir la responsabilidad de mi vida y no dejarlo para mañana.
Por ejemplo: Hace poco hice un trabajo audiovisual sobre fotoperiodismo, para una gran empresa, como autora,y desde que he terminado, no veo el momento de tener más de eso. Cómo me sentí durante esas semanas está a la altura del amor o de un cheque con muchos ceros.
Prefiero dormir poco, no poder comer de emoción, llorar 3 días o mirar fijamente mis musarañas para poder disfrutar luego de los pequeños placeres.
Publicar un comentario