jueves, 11 de febrero de 2010

¿Fumo para beber o bebo para fumar?

Los hábitos tóxicos, como las desgracias y los electrodomésticos que fallan, nunca van solos. Se retro-alimentan. Como la cocaína y el alcohol: uno acelera, el otro apacigua.

En el caso del tabaco y el alcohol me preguntaba últimamente a qué estaba más enganchada. Porque ser fumadora es feo, pero ser alcohólica es mucho peor.

Así que inicié el experimento hace un par de meses, para saber qué debía eliminar.

Fase 1. Una semana sin beber.

Resultados obtenidos:

Más tiempo en casa.
Más rendimiento en el trabajo.
Menos cansancio.
Menos consumo de nicotina.
Lunes siguiente borrachera importante + 1 paquete de tabaco en 2 horas.

Aunque detecté que el cigarrillo nunca iba acompañado de agua. Tenía que tener entre manos un líquido con sabor fuerte, tipo café, té o cerveza sin.

Fase 2. Una semana sin fumar.

Resultados obtenidos:

Primeros dos días: tensión general y mucha hambre.
tercer día: experimento fallido por la irrupción de amigos en casa con vino o excusa cualquiera para ir a tomar cervezas. Por supuesto, acompañadas de nicotina.

Resultado: bebo para fumar. Si dejo de fumar, beberé mucho menos. En cambio si dejo de beber, me dará algo. ¿Paradójico no?

1 comentario:

Henry Write dijo...

Tremendo!!! Piel de gallina!!! necesito un trago!